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Semana Santa desde el ‘gabacho’

Nuestra paisanada en el “gabacho” no acostumbra recoger huevos en Pascua. Esa tradición la viví más en mi ciudad fronteriza Mexicali.

Nuestra paisanada en el “gabacho” no acostumbra recoger huevos en Pascua. Esa tradición la viví más en mi ciudad fronteriza Mexicali. Aquí, los mexicanos buscan rescatar un pedacito de su añorado México celebrando las usanzas que se acostumbran en Semana Santa.

Las ofertas de pescados y camarón fresco pululan en los mercados latinos donde la mayoría de los 62.1 millones de hispanos en Estados Unidos, quienes representan un 18.7% de la población, son católicos.

Los inmigrantes suelen ser devotos de las divinidades, como lo es la señora Guille Vázquez, quien sentada a las afueras de un antiguo templo de Arizona me aseguró que su fervor creció más cuando el Sagrado Corazón de Jesús le concedió el milagro de sanar a su hija recién nacida.

Esta inmigrante mexicana logró perpetuar a base de dedicación la tradición católica a sus cuatro hijos nacidos en Estados Unidos. Tradición que fue forjada generacionalmente en su natal Durango. A su parecer, Guille piensa que estar cerca de la iglesia y celebrar la Semana Santa, le devuelve un el recuerdo de su patria.

En México la representación del viacrucis de Jesús en Iztapalapa reúne a más de un millón de asistentes cada año, mientras que en Estados Unidos sólo se llevan a cabo pequeñas representaciones en algunas comunidades de latinos y en las iglesias católicas donde se ofician misas en español.

Es el caso de Omar Juárez que emigró a Arizona en el 2000 procedente del Estado de México, y quien junto a su esposa María Hernández tuvieron a sus tres hijas en el país de las barras y las estrellas. Él y su esposa no fallan a misa, ya que ambos piensan que la fe y la religión es lo único que los hace sobrellevar el recuerdo de nuestro México.

En Estados Unidos la Semana Santa coincide con las vacaciones de primavera conocidas como “spring break” y la Pascua se le conoce como “Easter”.

Aunque los latinos han adaptado algunas de estas costumbres en este país, llevan más arraigadas los hábitos, como dejar de comer carne los viernes y bendecir hojas de palmas el Domingo de Ramos; la conmemoración a la última cena de Cristo con los apóstoles; la representación del viacrucis y la crucifixión de Cristo; la Vigilia Pascual que es cuando se bendicen el agua y velas.

Edith Vargas, nativa de Puebla me aseguró que para ella estos días son de reflexión, lo llama “un tiempo de penitencia, oración y arrepentimiento”. Su acercamiento a la iglesia es para vivir la pasión de Jesucristo y agradecer el sacrificio que hizo por la humanidad.

Al igual que Guille, Edith practica el ayuno y eleva sus plegarias muy de mañanita.

“Así somos los latinos más apegados a nuestra creencias católicas”.

*- La autora es corresponsal de la Agencia Internacional de Noticias Efe en Arizona, Texas y Nuevo México

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