Millones de mexicanos viven en habitáculos misérrimos, y aun quienes pertenecen a la clase media batallan para pagar los alquileres de sus casas o para hacerse de una más o menos digna.
Otra rayita más al tigre para un ex Presidente que salió por la puerta de atrás, repudiado por la población, con una fama pública de corrupto que difícilmente se puede quitar.
La agresión xenófoba no sólo es inadmisible: Es moralmente sorda. En un momento en el que millones de mexicanos luchan por escapar de un sistema que los persigue y criminaliza