Es difícil entender por qué el régimen de la 4T insiste en la supina necedad de crear trenes de pasajeros, sobre todo después de conocer el fracaso del Tren Maya.
Algunas calles de mi ciudad quedaron casi como las de Berlín en mayo del 45, llenas de baches iguales a los que abundan en la CDMX, aunque no tan hondos.