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Pobreza en comunidades indígenas del Sur de Sonora provoca deserción escolar

Desde pequeños los niños de las etnias Mayo y Guarijío se enfrentan a retos para lograr terminar sus estudios.

NAVOJOA, Sonora.- La necesidad hace que a temprana edad jóvenes de las comunidades indígenas de las etnias Mayo y Guarijío salgan a trabajar a los campos agrícolas y dejen sus estudios lo que genera un problema social, coincidieron líderes de dichas tribus.

José Luis Germán Espinoza, dirigente del movimiento Por la Inclusión Indígena de Sonora, señaló que la deserción escolar de niños indígenas es un problema grave que se debe resolver en Sonora, pues según un estudio que hizo dicha asociación civil, el 60% de los infantes nativos abandonan sus estudios de primaria y sólo 0.5% logran entrar a la universidad.

La deserción empieza a darse desde el segundo año de primaria y en tercero es muy notable”, apuntó.

Y en el caso del nivel primaria influye que los pequeños integrantes de las etnias llevan de sus familias una formación cultural algo diferente a lo que se encuentra en las aulas, causando un choque.

Del 40% de estudiantes indígenas que logran entrar a secundaria sólo el 20% termina y de los que entran a preparatoria únicamente el 10%”, agregó, “a la universidad sólo llega el 0.5%”, señaló basado en estudios que realizó la asociación.

“ESTUDIAR CUESTA”

El principal factor de la deserción escolar entre niños indígenas es la pobreza, el rezago en sus localidades y ejemplo de ello fue el tiempo de pandemia donde algunos mayos y guarijíos dejaron sus estudios porque no tuvieron computadoras, celular o Internet para llevar las clases a distancia, señaló Abel Ramírez Torres.

Estudiar cuesta dinero, tiempo y esfuerzo y sí hay voluntad, pero los jóvenes tienen que salir a ayudar en los trabajos al campo”, apuntó el presidente de la agrupación Jiapsi Yoreme.

En el caso de la etnia Mayo, dijo que el problema es en preparatoria, pues la mayoría de los estudiantes la terminan pero no continúan con una carrera profesional por la necesidad de trabajo.

“Aunque ya hay universidades Benito Juárez, pero antes era muy difícil, ya la universidad es más costosa y los padres no podían o no pueden pagarla”, expresó.

De dejar la escuela se derivan otros problemas como el consumo de alcohol y drogas ilegales, puntualizó, que a su vez llevan a la violencia familiar.

“Empiezan a probar el alcohol, a tomar cada sábado, después la droga y ahí se va, quedan en el mismo círculo, trabajar llega el sábado y a tomar”.

SE PONEN A TRABAJAR

Desde trabajar en el campo, desyerbar, caminar largas distancias y subir cerros son algunos de los sacrificios que hacen los jóvenes guarijíos para poder estudiar y son pocos los que logran terminar una carrera universitaria, señaló Elisa Saila Rodríguez.

La joven integrante de la etnia es un ejemplo para su pueblo, pues a pesar de las adversidades logró llegar a la universidad y aunque la dejó durante los años de pandemia porque en su comunidad no hay acceso a Internet, ya retomó sus estudios.

Regresé a la escuela después de dos años, la había dejado por la pandemia de 2019, cursando el tercer semestre, ya que no podía tomar las clases en línea, ya que en mi comunidad no hay señal, ni Internet”, manifestó la joven estudiante de la carrera de Turismo Empresarial.

Además durante la pandemia se le complicó, pues tampoco contaba con computadora, añadió, pese a estos obstáculos continuó hasta que se dio de baja.

Sin camiones en su comunidad, sin acceso a Internet, sin computadoras ni televisión el adaptarse a la nueva modalidad de estudios lo hizo casi imposible, reconoció, pero sus sueños de convertir a su localidad en una ruta turística la mantienen firme y con la convicción de terminar sus estudios.

El Imparcial: imagen de artículo

ES UN GRAVE PROBLEMA: INPI

Manuel Ignacio Espinoza Félix, encargado de la dirección del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) de Etchojoa, indicó que la deserción escolar es uno de los principales problemas en las comunidades indígenas y se busca la manera de evitarlo.

La deserción escolar en las comunidades se da por la falta de trabajo; el papá se va a las fronteras a trabajar y dejan a los niños a trabajar en el campo, entonces eso es uno de los principales problemas”, mencionó.

Para evitar la deserción escolar, dijo, implementaron una estrategia mediante el Plan de Justicia, en coordinación con la Secretaría de Educación y Cultura, que consiste en traducir del español a la lengua materna los libros de texto, en este caso iniciarán con primaria.

“Son líderes de las comunidades con mucha experiencia en la lengua materna que están traduciendo varios temas que se van a implementar en el próximo ciclo escolar”, abundó, “para rescatar y reforzar el idioma materno”.

También dentro del plan de justicia, añadió, hay otras acciones encaminadas a enfrentar el rezago y pobreza en las comunidades que evitarían también la deserción escolar.

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El adaptarse a una nueva cultura, costumbres, así como el uso de tecnología y falta de recursos económicos fueron los principales obstáculos para jóvenes indígenas que llegaron a estudiar una licenciatura, pues sus sueños fueron más fuertes que las dificultades.

Olga Buitimea, habitante de Mesa Colorada, Álamos, quien estudia la licenciatura en Educación Intercultural en la Universidad Autónomas Indígena de México, unidad Mochicahui, dijo que su sueño es terminar sus estudios y ayudar a los niños de su comunidad a preservar su cultura.

Me gustaría que en nuestra comunidad hubiera transporte, más tecnología, a mí se me dificultó mucho el uso de la tecnología porque de eso no nos daban clase”, reveló.

Dijo que sus papás son jornaleros y trabajan en ocasiones con empleos temporales o en el campo pero lograron darle estudios.

Bernardo Rodríguez Bacasehua, de 25 años de edad, originario de la comunidad de San José, Álamos, está por terminar la licenciatura en Educación Intercultural y sueña con que en su comunidad los jóvenes tengan acceso a Internet, salas de cómputo y bibliotecas.

“El principal obstáculo para nosotros es la falta de recursos económicos, adaptarnos a la educación que nos dan aquí porque es muy diferente a la de la comunidad”, apuntó, “mi meta es terminar mis estudios y luego mi sueño poder trabajar en la primaria de mi comunidad y poder ayudar a la comunidad”

Su madre elabora artesanías, dijo, actividad con la que se ganan la vida y le permitió llegar a la universidad.

José Claudio Buitimea, de 20 años de edad, es de la comunidad de los Estrados, Álamos y estudia la carrera en Educación Intercultural nivel al que llegó pese al entorno.

“No me adapto todavía pero estoy intentando desarrollar mi capacidad intelectual para poder conocer acerca de temas interesantes”, expresó, “lo que quiero hacer cuando termine mi carrera es conseguir el título y trabajar en mi comunidad para que los niños tengan un futuro más próspero”.

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