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El Imparcial / Hermosillo / Casa del Estudiante Sonorense

Casas de estudiantes sobreviven de milagro

Por fuera, la fachada es muy similar a la de cualquier edificio antiguo del Centro Histórico de Hermosillo. En su interior, la construcción de paredes deterioradas y techos caídos es el hogar de 17 jóvenes originarios de distintos municipios.

En la Casa del Estudiante Sonorense hay dos habitaciones, una para hombres y otra para mujeres. Hay un patio central y, detrás de este, otro cuarto donde había camas, pero ya hace meses que el techo se cayó y el espacio quedó en desuso.

Hay otra área refrigerada que sirve de cocina, comedor y sala de estudio conun estante, una pequeña despensa, una mesa larga y un librero.

Las condiciones son un poco similares en la Casa del Estudiante Empalmense y en la Casa del Estudiante de Cananea. En total, son tres de los cinco proyectos de este tipo en la ciudad, subsidiados por el Instituto Sonorense de la Juventud (ISJ), los que tienen más carencias, según lo indicado por los encargados de cada una.

También están la casa para alumnos de Sahuaripa y la de Ures; todas se ubican entre las colonias Centro, Centenario y San Benito.

"La idea es que tratemos de darles espacio a muchos jóvenes, pero la realidad no nos lo permite, hay muy pocas condiciones", señala Xóchitl Alaya Diego, coordinadora del área de mujeres de la Casa del Estudiante Sonorense.

De acuerdo con la encargada, hay una lista de espera de 10 jóvenes que buscan hospedarse ahí, y de hecho la construcción tendría cabida para todos ellos, pero el lugar no puede recibirlos ahora mismo.

Cada joven paga una cuota de 125 pesos por semana, con ello se cubren gastos básicos de mantenimiento, como servicios y alimentación, pero no alcanza para nada más. Hay un apoyo de parte del ISJ de 15 mil pesos al mes, el cual, según Alaya Diego, no siempre llega.

"A veces nos suspenden el apoyo, y es muy poquito para la gente que tenemos. Nosotros tratamos de hacer gestiones extraordinarias o colectas económicas, de tal forma que la casa cumpla su objetivo, que es el de realmente ser una opción para los jóvenes que no tienen recursos", asegura.

Para los que habitan en la Casa del Estudiante de Cananea la situación también es complicada, indica Pedro Castrejón Sánchez, quien es alumno de Administración de Empresas y fue representante de la casa durante dos años.

La construcción está en la calle Reforma, por la colonia San Benito, y ahí residen 10 jóvenes, todos hombres de Cananea, que estudian alguna carrera universitaria, aunque podrían albergar a más.

Casi todo es comunitario: Los baños, el refrigerador y la lavadora. Para dormir, sí tienen un espacio propio.

"Estábamos pensando también en acondicionar la estancia para poder economizar, poner colchones aquí adentro y ya todos dormir aquí, el punto es ahorrar", menciona Castrejón Sánchez.

La estancia a la que se refiere es la sala de estudio, pero ahí sólo hay un espacio vacío; no tienen mesas ni ningún otro tipo de mobiliario porque ya han tenido algunos problemas de vandalismo.

La renta es de 700 pesos por mes, que incluye el hospedaje y servicios de luz, agua e Internet. Su cocina es amplia, pero no pueden almacenar mucha comida en el refrigerador por la inseguridad.

"Hay veces que no estamos todos aquí y los vagabundos se meten y se roban las cosas, la comida, los botes de basura", comenta Pedro Castrejón.

La casa no cuenta con patronato o apoyo de algún particular, todo el recurso es el que se obtiene por las rentas y el apoyo de 10 mil pesos mensuales del ISJ. De acuerdo con Castrejón, hay meses en que no llega el recurso.

"Quién sabe si sea su obligación darnos, para nosotros es ayuda y ya es algo; nosotros de repente nos movemos y vamos a Cananea a pedir apoyo en el Municipio o en los restaurantes. Tienes que tener muy buen corazón para apoyar aquí, porque no lo vas a recuperar", añade el estudiante.

En la colonia Centenario, una construcción antigua, con una fachada de ladrillo, es la vivienda de 33 estudiantes empalmenses, hombres y mujeres separados en dos áreas. Ahí, la renta cuesta mil pesos, incluye agua, luz y dos comidas al día.

El espacio principal es un área grande donde sólo hay una mesa para comer, y algunas fotos de 2016, cuando se entregó la remodelación de la casa por parte de autoridades estatales, luego de hacerse varias reparaciones.

"Dependemos de las rentas y del ISJ, pero ahorita tenemos rato que no recibimos la ayuda, desde el año pasado. Andamos viendo eso", afirma Raúl Sánchez Luna.

Para los 40 jóvenes que habitan en la Casa del Estudiante Sahuaripense, enfrente del Parque Madero, la situación parece ser menos urgente, asegura el presidente de la sección varonil, Caleb Córdova Robles.

"Nosotros pagamos mil pesos mensuales, con servicios y las tres comidas, y tenemos suficiente espacio todavía", dice.

A través de su área de Comunicación, el departamento del ISJ encargado de casas de estudiantes señaló que no hay ningún atraso en estos subsidios. El apoyo que se entrega para manutención, mencionaron, varía según el número de estudiantes en cada una.

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