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El Imparcial / Tijuana / Indigentes

'Homeless' en San Diego cuentan sus historias viviendo en las calles US

Desde el 1 de julio, entró en vigor una nueva ordenanza que indica que no se permiten campamentos de personas sin hogar en calles o banquetas de la ciudad si existen espacios seguros o albergues para ellos.

Tijuana BC.- Homeless o personas sin hogar, existen en todas partes, pero rara vez les prestamos atención, los hacemos invisibles ante nuestros ojos.

En el Condado de San Diego un recuento realizado en enero encontró un récord de 10,264 personas sin techo, incluyendo 5,171 que viven al aire libre o en vehículos, según los resultados publicados el pasado 8 de junio de 2023. Pero ¿Te has preguntado cómo llegan las personas a vivir en las calles?

En un recorrido realizado por periódico FRONTERA en las calles del condado de San Diego, pudimos percatarnos de la situación que se deja ver a todas horas; casitas de campaña, ́viviendas ́, formadas por cartones y telas, ropa en las calles y ́casitas ́ entre árboles o arbustos.

Nacida y crecida

De pronto en una esquina barriendo la tierra se encuentra la señora Celia, una mujer que dijo ser nacida en Los Ángeles California y criada en el otro lado en Tijuana, en un carrito pone a sus dos gatos y ahí mismo en una casa de campaña se encuentra un hombre de aspecto descuidado y una barba frondosa, dijo ser el hijo de Celia y tener 30 años, mientras comía galletas, pero no quiso ser entrevistado.

Nací en los Ángeles, pero crecí en Tijuana, pero volví como hace siete años, tenía mi casa en Tijuana, por la Sanchez, y alguien se adueño de ella, ya no me la regresaron, me la quitaron y no me la quisieron pagar. Para mantenerme aquí atendí a personas enfermas, ancianos pero me quedé sin trabajo y ahora rejunto cosas en la basura, en los campos que tiran cosas buenas. Para bañarme agarramos agua y nos bañamos. Tenemos tres años viviendo aquí en la casita. Mucha gente nos ve mal, ojala cuiden lo que tienen, que no lo pierdan. Vivo junto a mi hijo y nos ayudamos”

Platicó entre balbuceos.

Accidente le cambia la vida

La vida de Matt King, dio un giro de 380 grados luego de sufrir un accidente de trabajo que le ocasionaron fracturas y dolores que solo podía soportar con sustancias adictivas, pasó de ser un surfista destacado, ganador de diferentes concursos a ser una persona sin techo. Vivió algunos años en la ciudad de Tijuana en Baja California, México y dice tener amigos que lo ayudan ocasionalmente.

“Toda mi vida tuve dinero, fui un surfista profesional en el mundo durante 20 años, todos me pagaban por participar, pero sufrí un accidente de trabajo y ya no pude seguir dedicándome a lo que me gustaba. Mi vida cambió por completo, tenía mucho dolor, no podía seguir, ahorita tengo 41 años, fue a los 36 años que todo cambió para mi. Concursé en todo el mundo, México, Indonesia, Japón, Brasil, viaje a todos esos países, las compañías me pagaban por eso, Estoy avergonzado por mi vida. Tuve que tomar las adicciones, tengo adicciones a raíz de mi accidente, tuve que tomar muchas cosas para aliviar mi dolor, me fracturé la columna, la cabeza, el pie, no camino bien ahora. Yo me baño todos los días en la playa, con amigos en sus casas”, explicó Matt King, quien estaba buscando bolsas en la basura para guardar algunos papeles personales.

La vida en las calles

La señora Silvia dijo tener toda su vida en las calles, cuenta con familia a la que no mira desde hace tiempo y su único compañero es su fiel mascota llamada Blue, anda en silla de ruedas por una condición médica que no quiso explicar, dijo que ella consigue dinero pidiendo limosna y logra bañarse algunas veces con agua de baños públicos y bebederos gratis.

“Estoy triste por toda mi vida, quiero explicar que mi vida y la tuya son muy distintas, no es la misma, hemos pasado por diferentes circunstancias, así es. Toda mi vida he vivido en la calle, no sé bien porqué, Dios quiso ese camino para mí, es difícil y emocionante a la vez, ahorita estoy tomando agua para bañarme y para mi perro”, contó Silvia Ibarra.

Sin permiso

Por otro lado, desde el 1 de julio, entró en vigor una nueva ordenanza con la que no se permiten los campamentos de personas sin hogar en las calles o banquetas de la ciudad si existen espacios en sitios seguros o albergues para ellos.

Las consecuencias de no hacer caso al reglamento, tras dos advertencias por parte de policías, pueden ser multas o hasta detenciones.

Ante esto las personas sin hogar comentaron que todos viven de esa manera por razones distintas y señalan que es complicado pues algunos tienen sus mascotas y no quieren ir a un albergue por temor a dejar a sus compañeros.

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