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Los asesinos de la luna. Dir. Martin Scorsese

Con la que puede ser su obra maestra Martin Scorsese retrata uno de tantos crueles episodios en la historia de los Estados Unidos. 

Con la que puede ser su obra maestra Martin Scorsese retrata uno de tantos crueles episodios en la historia de los Estados Unidos. Un relato verídico que tuvo lugar en la década de 1920 en la reservación Osage en Oklahoma, plasmando una versión del sueño americano, y la profunda perversidad y avaricia que alimenta dicho sueño (pesadilla para muchos) en el corazón de ciertos seres humanos.

Esa época ha sido referida como el reino del terror en Osage, por los asesinatos de decenas de indios Osage, algunos a balazos, otros dinamitados y muchos más de una “misteriosa” y debilitante enfermedad (realmente envenenamiento).

La raíz de todos estos eventos está en el descubrimiento de la existencia de petróleo en tierra Osage, lo que los convirtió en los habitantes más ricos del mundo, en su momento, y atrajo la atención de hombres (blancos) que llegaron al territorio, cual serpientes, a esparcir avaricia y muerte a su paso.

En sus leyendas los Osage habrían llamado a este tipo de hombres lobos hambrientos, pero al ser confrontados con ellos, obnubilados por el aparato gubernamental, no tuvieron la oportunidad de identificar el peligro.

Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio) un veterano de guerra, llega a Fairfax, Oklahoma para trabajar con su tío William Hale (Robert De Niro), topándose con un tumultuoso movimiento frenético. Una multitud de hombres buscando oportunidades en medio del florecimiento económico de los Osage.

Hale no tarda en poner a su sobrino al tanto, informándole que los Osage son gente buena, acaudalada y hermosa, pero son muy enfermizos, haciendo extraño énfasis en lo último.

Ernest rápidamente comienza a trabajar como chofer y es así como conoce a Mollie Kyle (Lily Gladstone) una mujer Osage de mirada fija y pocas palabras, que inmediatamente identifica a Ernest como a un show-mekah-see (coyote) hambriento. Es inevitable sentir el mo mento en que Mollie invita por primera vez a Ernest a pasar a su casa como la peligrosa e inocente acción de introducir a una serpiente herida al hogar propio.

En la comunidad suceden constantes muertes, por lo general de mujeres Osage casadas con hombres blancos quienes recibirían los “headrights” (derechos de tierra y explotación del petróleo) de no haber más herederos.

Scorsese crea una narrativa que mezcla el romance, el western, el drama y la investigación policiaca, plasmando con precisión todos los ámbitos de la experiencia humana.

Hale es sin duda el gran mal, cual demonio blanco seduce a su perezoso y ambicioso sobrino, aprovechándose de su inocencia y avaricia para convencerlo de que lo que hacen es lo mejor para sus intereses.

Es especialmente interesante la ambigüedad en la que se encuentran los actos de Ernest, quien genuinamente ama a su esposa, lo vemos en cada momento de su convivencia, en la forma como embonan sus cuerpos en la intimidad y como se complementan sus dispares caracteres, ella reservada y pensativa, él parlanchín e hiperactivo.

Su relación hace aun más aborrecibles sus actos en contra de Mollie y su familia, como si Ernest los cometiera en una especie de hipnosis por parte de Hale. A la inversa, el amor de Mollie por su marido la ciega e incluso cuando logra expresarse, “la maldad ronda mi corazón, debo matar a los blancos que mataron a mi familia, el odio llega a mi”, no se percata del origen del mal que la rodea.

La forma en que Scorsese logra transmitir todo lo que hay detrás de estos eventos genera una insoportable sensación de incomodidad, de estar observando los actos que se han repetido una y otra vez y que son los pilares que han construido nuestra historia durante siglos y que siguen contaminándolo todo. La avaricia y la maldad del ser humano.

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