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Guardianes de la galaxia vol. 3

A nueve años de la primera entrega, James Gunn concluye la historia de los Guardianes de la Galaxia con la mejor película de Marvel a la fecha.

A nueve años de la primera entrega, James Gunn concluye la historia de los Guardianes de la Galaxia con la mejor película de Marvel a la fecha.

Utilizando a un grupo de personajes, que ni a los verdaderos lectores de comics nunca les interesaron, Gunn creó una trilogía, que además de ser divertida y llena de acción, trata temas de interés humano. La ausencia de una madre, el padre tóxico/sustituto, y el auto reconocimiento del propio ser, respectivamente.

Inspirándose inmensamente en la obra del escritor de comics Grant Morrison, a quien ha tomado como referencia para sus futuros proyectos en DC, Gunn vuelve a Marvel con un nivel elevado en todos los aspectos, guión, dirección, edición y sobre todo en temática.

Desde los primeros instantes, con las notas de Creep de Radiohead, nos adentra a la mentalidad de Rocket, quien siempre se ha sentido como fenómeno, fuera de lugar. La música expresa a la perfección la soledad universal del pequeño mapache.

La trama se centra precisamente en Rocket, quien es atacado por un ser super poderoso que intenta raptarlo para extraer su información genética; los Guardianes lo evitan, pero Rocket queda en coma, entre la vida y la muerte. Tienen 48 horas para salvar su vida.

Esta premisa sirve para contar, a través de flashbacks, la triste historia de Rocket, mientras que su “familia” galáctica lucha por salvarlo.

Una vez más, Gunn convierte la música en un arma de nostalgia y manipulación de sentimientos, y ahora, aprovecha la libertad que ofrece un zune, que no está constreñido a un periodo específico, de manera formidable. El coctel visual/musical que crea, potencializa las emociones. No es simplemente complacencia lo que ofrece, con temas exquisitamente elegidos, lo que evoca son verdaderos sentimientos (pegando con fuerza a la GenX).

Adicionalmente, Gunn desarrolla a todos los personajes, mostrando su crecimiento a lo largo de la trilogía. A la inversa de la frase fascista, con la que el Evolucionario intenta adoctrinar a Rocket, en su afán de manipulación eugénica, “no seas como eres, sino como deberías ser”; cada uno de los guardianes, finalmente se convierte, en quien realmente es en esencia, y no lo que otros quisieron hacer de ellos.

La única falla en la cinta es la elección del villano. Chukwudi Iwuji como el Alto Evolucionario, es uno de los mejores antagonistas que ha habido en Marvel, tanto por sus motivaciones como por su actuación, el problema está en su color. Justificando inclusión, Marvel

ha cambiado la etnia de varios personajes, lo cual no sería malo, excepto que, sospechosamente, son villanos originalmente blancos los que han sido intercambiados (Namor, Kang, Evolucionario), representando así desfavorablemente a ciertas minorías; una elección extremadamente errada, tratándose de un personaje con clara ideología nazi/eugenista.

El guión de Gunn es orgánico y la comicidad siempre fue parte de la caracterización de sus personajes, como consecuencia de su psicología e idiosincrasia. A diferencia de otros intentos cómicos de Marvel, que convierten a personajes establecidos en bufones chespiritescos, los Guardianes de Gunn fue la primera película de Marvel con alto contenido humorístico, y la única genuinamente graciosa.

Imágenes kubrickianas al ritmo de Spacehog, referencias a Viaje alucinante (1966) y al camp fantástico de Ishiro Honda. El espectacular resultado emociona hasta las lágrimas.

Gunn ha encontrado la fórmula perfecta de capturar la sensación de ver una película como La guerra de las galaxias (en 1977), traduciéndola a la tecnología y recursos actuales, y agregándole una historia que toca temas fuertes como el trauma psicológico y el abuso animal, pero que, ultimadamente, es en realidad sobre la amistad, la familia elegida y la sanación del ser.

Apuntando hacia lo más alto, el amor de Gunn por el medio es palpable y contagioso, haciendo de Guardianes 3 la cinta más honesta de Marvel, en corazón y alma.

Una verdadera obra maestra del género, que no dejará una sola mejilla seca en la sala.

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