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Fentanilo: Droga que es una pesadilla

Este opioide sintético ya circula en las calles e incluso se puede comprar por muy poca cantidad de dinero

Nogales, Sonora.- A los 12 años de edad, Alba María Rosales Heredia empezó en el mundo de las drogas con tabaco y alcohol, quería un escape, olvidarse un poco de los problemas familiares y el bullying que le hacían en la escuela, sin imaginar que su adicción escalaría hasta el fentanilo.

Es más fuerte la sustancia (fentanilo), si con el ‘crystal’ alucinas con esta droga es el triple más fuerte la alucinación. “Me acuerdo que en ese momento me daba mucha rasquera mi cuerpo sentía placer cada vez que me rascaba, pero no me daba cuenta que me estaba lastimando”, externó. 

Alba María encontró el fentanilo en 2021 en Hermosillo cuando consumía drogas, pero también esta sustancia se halla en Nogales y San Lus Río Colorado.

En Nogales ya se aprecia la presencia de la droga ‘zombi’ como es conocido el fentanilo, pues basta ver a las personas sin hogar que viven cerca de la garita Morley hasta la avenida Álvaro Obregón, quienes yacen en el suelo o sentados en posiciones rígidas que una persona consciente no podría mantener por más de una hora. Los comerciantes del lugar han comentado que se sienten inseguros, no por los adictos pues quedan inmóviles por horas, sino por los vendedores de fentanilo.

En un recorrido realizado por EL IMPARCIAL por Nogales se observaron a personas drogándose a plena luz del día en la zona Centro. Según Heriberto Chávez Dávila, del CIAD (Centro de Tratamiento Especializado en Adicciones) de Cananea y Channing Anthony Velásquez, de Círculos de Paz, las pastillas de fentanilo se pueden vender en la frontera en ¡20 pesos!

Esta mínima cantidad de dinero, indican Chávez y Velásquez, es para posicionar esta adictiva droga en el mercado, el mismo precio en que un niño compraría en una tienda una paleta o unas frituras.

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20 pesos cuesta el viaje al mundo “zombie”

Hay una perversa estrategia para impulsar este opioide entre jóvenes y adultos y ya está dando resultado.

En Mexicali y San Luis (Río Colorado) se han atendido más de 100 casos, pero no puedo hablar de usuarios porque es totalmente privado, pero sí están cayendo más seguido, es un problema social que ya no podemos detener, el fentanilo está donde quiera, donde quiera lo venden, ya es de fácil acceso, vale 20, 25 y hasta 30 pesos”, puntualizó. 

De acuerdo con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos, el fentanilo entre 2021 y 2022 originó la muerte de más de 107 mil personas en ese país pues dos miligramos son suficientes para causar una sobredosis.

Por eso autoridades y organismos que se dedican a rehabilitar a adictos en Sonora, tras detectar el consumo de fentanilo en ciudades fronterizas, temen que si no se frena a corto plazo se conviertan en ciudades ‘zombis’, similar a lo que ocurrió en Filadelfia, Estados Unidos y otras ciudades.

En el llamado barrio Kensington de Filadelfia se observan cuadras y cuadras de adictos que yacen en el suelo o parados en una misma posición sin moverse o caminando como zombies, un espectáculo verdaderamente estremecedor. Lo peor es que ellos al estar consumiendo la sustancia de una forma ilegal corren el riesgo de que la siguiente dosis pueda resultar mortal.

Casi me arranco la piel

La primera vez que “Aarón” probó fentanilo casi se arranca la piel desde la rodilla hasta la planta de los pies, lo que lo asustó debido a que ni con la heroína había tenido una reacción similar.

El adicto en recuperación de alrededor de 35 años narró que cuando pasó el efecto del potente opioide llamado fentanilo que es hasta 50 veces más fuerte que la morfina y 100 veces más que la heroína, lo alarmó al ver cómo se había dejado su pierna.

Narró que cuando la ‘malilla’ (tiempo de abstinencia) se presentó tuvo dolor de huesos, diarrea, sudoración, ansiedad y debilidad general que lo imposibilitaba ponerse de pie, lo que fue totalmente diferente a los efectos que tenía con el uso de otra droga.

Los efectos pues no me gustaron porque me perdí, no supe de mí cuando desperté casi me arrancaba la piel de la rodilla hasta la planta del pie, y ya no me gustó ese ‘movimiento’”, comentó. 

Una vez que pasaron los efectos del opioide sintético, mencionó, presentó diarrea, sudoración, ansias y una debilidad que lo mantenía acostado, sin fuerzas para caminar o mantenerse de pie.

“Les di (fentanilo) a los ‘tecatos’, allá se fletaban y al transcurso de cinco minutos se empezaron a revolcar en la tierra, les hablaba y no me hacían caso, me decían aguanta. No sé cómo se sentirían y decía yo: ‘A la ma…’, tanto así, y por eso me tumbé el rollo ya no quise meterme en ese jale”, contó.

Una infancia sin muñecas, pero sí con droga

Mientras otras niñas jugaban con muñecas, Alba María Rosales Heredia, a los 12 años consumía drogas porque creía que era la única manera de olvidarse de que sus papás ya no estarían juntos y del rechazo de sus compañeros de escuela.

La joven probó la mariguana, de ahí pasó a los inhalantes, éxtasis, las metanfetaminas, la heroína y el fentanilo, y esta última la llevó a quedar en una ocasión en un estado con alucinaciones e inconsciente por varias horas en una de las calles de Hermosillo, alejada de su familia.

Sin tener conocimiento le dieron fentanilo mezclado con heroína, el cual al inyectarse sintió que todas las personas a su alrededor querían dañarla, mientras vomitaba y sentía una sensación en su cuerpo de ardor interno que sólo con rascarse desaparecía.

Es tanta la ansiedad de nosotros los adictos que no sabemos lo que nos metemos, entonces vienen combinadas”, externó.

Como si fueran fotografías en su mente recuerda vagamente que el fentanilo le paralizaba totalmente el cuerpo, convirtiéndose en un robot o zombi, al poco tiempo de consumirlo.

A sus 27 años de edad, Alba María, quien aún tiene cicatrices en su rostro de los arañazos que se hacía al consumir la heroína mezclada con fentanilo, ahora es una adicta en recuperación. Desde hace un año dos meses sirve a Dios y a otros adictos en un centro de tratamiento en esta ciudad.

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