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Mejora tu capacidad de desacuerdo

Como decía un famoso empresario, si mi asesor piensa igual que yo uno de los dos sale sobrando (es obvio quien es).

Esta semana pasada inició aquí en Hermosillo un programa de Ipade que lleva por título Consejos en acción. El tema es cómo operar un consejo de administración del modo más eficiente posible. Y tenemos entendido que una de las premisas es que entre los consejeros haya diferentes modos de pensar, y así de la discusión de las ideas salgan las mejores soluciones para la problemática que se revisa.

Como decía un famoso empresario, si mi asesor piensa igual que yo uno de los dos sale sobrando (es obvio quien es).

Aprende a disentir

Arthur Brooks, especialista en el tema, dice que para mejorar una sociedad, una comunidad, para garantizar su progreso no se trata de que estemos todos de acuerdo, sino de que aprendamos a estar en desacuerdo de un mejor modo.

La competencia de ideas, la lucha intelectual, de ahí surgen mejores propuestas.

Y sugiere tres guías para poder realizarlo.

La primera: Cuando estés en desacuerdo con alguien jamás lo insultes. Cuando una persona es insultada por sus ideas lo único que logras que se aferre más a su modo de pensar. Es lo que se conoce como el efecto boomerang, en lugar de poderlo atraer a tu idea lo alejas más.

Esto se ve muy claro en redes sociales, cuando hay posiciones encontradas e insultos de por medio la lucha se encarniza más.

Las otras dos

La segunda: No asumas los motivos que tiene la persona con ideas diferente a la tuya. Y esto por dos razones: Mentalmente nos bloquea para aceptar los argumentos que tiene, y porque además es muy probable que no conozcamos a fondo dicha persona. Aquí en este caso recuerdo la anécdota del papá que se sube al Metro en Nueva York, con dos hijos pequeños, un domingo por la mañana, y las niñas se la pasan corriendo y gritando. Los demás pasajeros, la gran mayoría adultos, se empiezan a enfadar con el papá que no les dice nada, hasta que uno se anima a reclamarle. El papá pide disculpas, y añade que viene muy apesadumbrado ya que su esposa acaba de fallecer en el hospital. Inmediatamente la “vibra” de toda la gente cambia y se vuelcan amablemente sobre aquel hombre y sus hijos.

Tercera y última: cuando argumentes con alguien usa tus valores como regalo no como arma. Muchas veces utilizamos un argumento moral o ético para imponer nuestro punto de vista, pero lo utilizamos como pistola para aniquilar. El ejemplo que se ofrece aquí es el siguiente: Si llegas con tus valores como un arreglo floral a obsequiárselo a tu interlocutor, lo más seguro es que te lo agradezca. Pero si utilizas ese ramo para golpearlo, lo más seguro es que te corra y te cierre la puerta,y esto con justa razón.

Conclusión, estimado lector: La solución para mejorar una situación no es que todos estén de acuerdo, sino que aprendamos a disentir mejor. Y así poder garantizar un desarrollo más sano. Brooks lo dice más contundente: “Ama a tus enemigos, y te recuerdo que ama es un verbo no un sentimiento: los verbos implican acción, tal como comprender, aceptar, convivir”. Nada que agregar a mister Brooks. ¡Feliz domingo!

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