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Zona Sísmica

Bien dicen que pueblo chico, infierno grande, por eso la detención de Héctor Infante “El Tolín”, trae vueltos locos a más de uno, y es que siendo uno de los principales operadores del crimen organizado en Rosarito.

TEMEN POR DETENCIÓN

Bien dicen que pueblo chico, infierno grande, por eso la detención de Héctor Infante “El Tolín”, trae vueltos locos a más de uno, y es que siendo uno de los principales operadores del crimen organizado en Rosarito, la cosa no se antoja sencilla, sobre todo cuando se ha rumorado que el ataque llegó del mismo grupo que comanda.

Algunos aseguran que “El Tolín” podría quedar en libertad y a eso le apuestan, pero no se sabe hasta dónde llegaría la venganza, ya que fue atacado cuando se encontraba con sus hijos menores de edad y eso, pasa las cosas a otro nivel. Las autoridades municipales han tratado de minimizar el asunto, pero lo cierto es que hay temor entre los agentes de la Policía Municipal, por posibles desquites, pues para nadie es desconocido que la detención de “El Tolín”, se debió a que llevó a su hijo de 5 años al hospital.

El menor, resultó lesionado por el ataque que sufrió su padre, cuando se encontraba con sus menores hijos, en una peluquería, de otra forma, se antoja poco probable que hubiera sido capturado, ya que viajaba en una camioneta blindada.

Este que no es un asunto menor, refleja las condiciones de seguridad que hay en Rosarito, donde se han acumulado más de 60 muertes violentas en lo que va del año, cifra que pudiera ser pequeña si se compara con otros municipios, pero que proporcionalmente en el número de población, sí pega y mucho.

Las veladoras ya están prendidas, pues más allá de si “El Tolín” logra liberarse, las rebatingas no son letra muerta y no se sabe por ahora, sus dimensiones.

CÓMPLICE

Afirman que tarde y mal llegó el titular de la Coepris, Erwin Areizaga, al caso del hospital Jerusalem, donde las múltiples negligencias causaron la muerte de una mujer.

Y es que, dicen, no se explica cómo la Coepris dejó hacer y deshacer a un nosocomio sin responsable sanitario, licencia vigente, ni aviso de funcionamiento.

Tampoco está nada clara la forma en que dicho centro sanitario se hizo con más de 800 medicamentos de uso hospitalario exclusivo, sin autorización correspondiente.

Pero lo más grave de todo es que en dicho hospital laboraban médicos y enfermeras que carecían de título y cédula, los cuales participaban en procedimientos quirúrgicos.

Refieren algunos que el argumento de Areizaga, en el sentido de que los propietarios de la clínica fueron y rompieron los sellos, sin que la Coepris se enterara, huele más bien a complicidad de esta instancia y su titular.

Máxime cuando eso provocó la muerte de una mujer, debido a que esa clínica siguió operando. Comentan que hay un fuerte aroma a extorsión y corrupción en todo esto, olor que, lejos de disiparse, se hace más intenso con las atropelladas explicaciones de Areizaga.

Las consecuencias aún no terminan e, indican, pudiesen ser muy graves, detonando, incluso un conflicto internacional por esa mala praxis. Eso sin contar el daño al turismo médico.

Lo curioso de este caso, es que la Coepris sí anduvo inspeccionando por esos rumbos, pues hace unos meses colocó sellos de suspensión en un centro de rehabilitación que está a unos pasos del Hospital Jerusalem.

Ahí llegaron y revisaron durante días cada detalle, colocaron los sellos y estuvieron regresando para que cumplieran con todo lo señalado y retirar los sellos.

Así que resulta raro el que hayan pasado por alto las irregularidades en el otro hospital.

AGARRÓN

Tremenda respuesta le dio el delegado federal único, Alejandro Ruiz Uribe, a la senadora del PAN, Gina Cruz.

Ella criticó la inseguridad en la entidad, la alerta del Gobierno de EU al visitar Rosarito y Tijuana, así como la política de abrazos y no balazos.

Pues el Delegado decidió refrescarle la memoria, pues dijo que cuando ella era diputada federal y su esposo, Francisco Rueda, secretario de Gobierno, con Kiko Vega, ella nunca se quejó de la inseguridad de esa época.

En ese tiempo, también hubo alertas del gobierno de Estados Unidos ante lo que acontecía en esta región y ella no hizo señalamiento alguno.

“El presidente de México, López Obrador, la Gobernadora Marina del Pilar, todos estamos empeñados en mejorar la seguridad pública pero nadie se ha cruzado de manos”, dijo el delegado federal único.

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