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El incierto rumbo de Hermosillo abre ventanas de oportunidad

Hermosillo enfrenta una coyuntura propicia para repensar el camino andado y replantear horizonte.

Hermosillo enfrenta una coyuntura propicia para repensar el camino andado y replantear horizonte. Las campañas nacionales en ebullición pueden dotar condiciones de posibilidad a sorpresas como aquella vista en el 2018, pero no vendrán solas.

El balance de la actual administración panista-priista es de mixto a malo, según las simpatías. En el mejor caso, se identifican pocos logros en el haber, pero se reconoce cierta gobernabilidad por colaboración entre gobiernos. En el peor, se culpa al alcalde de deteriorar las finanzas municipales sin grandes cambios. La estabilidad nacional y la aprobación presidencial, que reducen fricciones y malestar, blanquean los grises.

En materia económica, los resultados decepcionan. Exigua inversión extranjera ha llegado y se desaprovecha la relocalización; el empleo del sector privado crece por debajo de la media nacional; el transporte público defrauda expectativas y abundan calles periféricas sin pavimento. Si hoy Hermosillo crece lo debe más a una demografía benigna -por migración rural- y a dinámicas nacionales que a intervenciones subnacionales exitosas. Un atraso versus pares podría ser penalizado mañana.

Sería incorrecto menospreciar el trasfondo de cambios. Hermosillo saca provecho del alza al salario mínimo nacional, de reformas a la subcontratación (un mayor reparto de PTU), de la expansión de programas sociales y la pensión no contributiva y de estabilidad cambiaria: Favorables al poder adquisitivo y al consumo privado. Y aunque escasean grandes proyectos, se construye obra pública (bacheo) aupada por la regularización de vehículos extranjeros. Pero la Federación marca los ritmos sin una oferta programática municipal acompañante.

En lo social, reclamos legítimos se acumulan sin que aún brote malestar general. La inseguridad se mantiene a raya en la capital, con las adicciones como foco rojo. A nivel popular, estalló una huelga corta en la Unison; las tarifas eléctricas despertaron indignación; la marcha de las luciérnagas activó a colectivos ambientalistas y surgen nuevas protestas por cambios a las leyes de movilidad. En un aparte, como en su momento con los tandeos y el acueducto, el agua regresó a primer plano político con la propuesta de reconversión de la presa ALR. A nivel administrativo, el Ayuntamiento violó derechos laborales que galvanizaron al sindicato.

En planeación, la hegemonía del automóvil sigue intacta. La deuda pública y las obligaciones municipales crecen desde niveles altos por la renovación de patrullas que no mejoraron la vida del ciudadano promedio ni fueron respaldadas por un caso hacendario sólido. La recaudación propia sigue estancada y es insuficiente para las necesidades locales. Hermosillo continúa siendo de los municipios más endeudados por cabeza del País, sin corresponderse con servicios públicos de calidad.

En síntesis, se cargan varias problemáticas a cuestas. Sumada la feroz disputa nacional del PRI/PAN contra MC, Hermosillo puede virar.

Morena podría recuperar la capital para empatar el ánimo de continuidad con cambio que domina el ambiente nacional. ¿Cómo? Con un proyecto progresista, creíble.

Reciclar cartuchos mermaría una campaña espejo con Claudia Sheinbaum, de trayectoria partidista y social de larga data. El “ya es tiempo de mujeres” sonaría hueco en alguien que gobernó antes Hermosillo sin una agenda transformadora. Es probable que algunos cuadros partidistas y activistas sociales no apoyarían con tierra ni aire una candidatura con hedor a continuismo (sin cambio real). El rechazo que despertó García Harfuch en las bases de la CDMX sugiere una ruta distinta, con sustancia y principios.

El programa que podría abanderar esa candidatura es simple: Progresismo transformador. Primero los pobres, no la burocracia dorada ni tranzas privatizadoras en servicios públicos. Mejor recaudación entre grandes contribuyentes y morosos de agua y predial. Genuino gabinete y Gobierno paritario. Turismo generador de empleo y bienestar. Alternativas de micromovilidad acompañadas de un estudio para transporte ferroviario urbano, junto al Gobierno estatal. Regulación municipal para vivienda digna. Rescate de espacios públicos y expansión de áreas verdes. Sana convivencia sindical. Acuerdos voluntarios con empresas para reducir horas o días laborales. Etcétera.

En suma, una candidatura que entusiasme, no que resigne. Las condiciones están puestas, falta aprovecharlas.

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