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¿Una elección en manos del gobierno?

Quizás algunos lectores no lo sepan pero antes, en la época de los gobiernos del PRI, las elecciones las organizaba el gobierno, contaba los votos y daba los resultados finales.

Quizás algunos lectores no lo sepan pero antes, en la época de los gobiernos del PRI, las elecciones las organizaba el gobierno, contaba los votos y daba los resultados finales. Esta situación empezó a cambiar a partir de la década de los noventa, con las reformas electorales de aquellos años, la creación del IFE, la credencial para votar y una compleja legislación electoral.

Este cambio significó un salto histórico, aunque persistieron muchos otros problemas como la compra del voto por algunos partidos, el financiamiento sucio de las campañas y, en menor escala, el robo de votos y otras acciones fraudulentas.

Ahora con la llegada de Morena al gobierno pareciera que estamos regresando a aquellos tiempos en el terreno electoral, con algunas diferencias pero en realidad es lo mismo. Morena no va a organizar los procesos electorales como antes, pero sí busca intervenir desde la esfera gubernamental, como se puede apreciar a través de los siguientes ejemplos.

Hace unas cuantas semanas el presidente López Obrador acusó al INE de querer censurar su conferencia de las mañaneras durante el periodo de las campañas electorales, cuando es una regla establecida desde hace años. El asunto es que todo mundo sabe que la mañanera del presidente tiene la intención de influenciar y orientar a sus votantes, representando uno de los espacios más privilegiados para desde ahí hacer campaña electoral a favor de Morena.

El segundo ejemplo de esta forma de intervención en el proceso electoral desde el gobierno son los llamados “servidores de la nación”, que son una especie de brazo político-electoral que depende directamente del presidente y que son, además, una extensión de las estructuras de promoción del voto de Morena desde antes de 2018.

Estos servidores de la nación que según cifras disponibles llegan a 18 mil 299 funcionarios públicos, se mueven como “representantes” del presidente a lo largo del territorio nacional, entregando ayudas y otro tipo de apoyos a la población con necesidades sociales y ahora se les ve en los puestos de vacunación contra el covid-19.

Estos servidores de la nación son, literalmente, un ejército electoral que trabaja a favor de Morena, sin contar también a los llamados “comités en defensa de la 4T”, que se activan y controlan desde los gobiernos. Ningún otro partido político tiene esta estructura para conseguir votos. No hay que olvidar que Morena es un partido, o una estructura, manejada y controlada desde el gobierno, y cuya base social y política está formada por estos grupos que reciben las ayudas sociales.

El tercer ejemplo de intervención en el proceso electoral de parte de los gobiernos de Morena, es el que adopta al nombrar a sus candidatos a un puesto de elección popular y éstos se mantienen en el cargo durante varios meses, haciendo campaña prácticamente desde el gobierno. Es el caso, por ejemplo, de Marina del Pilar a quien designan desde el centro del país como candidata a gobernadora pero permanece en su puesto de alcaldesa de Mexicali durante varias semanas, participando y haciendo proselitismo.

Es la escena que se ve ahora por todos lados: los aspirantes de Morena a un cargo público hacen trabajo proselitista desde sus puestos de gobierno hasta que el partido se defina por uno de ellos, alargando lo más posible esta situación, derrochando recursos en un gobierno que dice buscar la austeridad.

Hay un cuarto ejemplo de este nuevo fenómeno, representando por el papel que hace el gobernador Jaime Bonilla en BC, quien desde su tribuna cotidiana fustiga a los principales candidatos opositores al gobierno del estado, a los partidos como el PAN y el PRD, a los que descalifica sistemáticamente buscando crear una imagen negativa de las fuerzas de oposición a unos meses de los comicios.

En México hay muchas variables que provocan que las elecciones sean por lo general inequitativas para los partidos que participan, pero hay una de ellas que es más determinante que otras, y es la intervención del gobierno, como antes sucedió con el PRI y luego con el PAN. Ahora Morena está siguiendo los mismos pasos.

Es evidente que la estrategia de Morena para poder ganar la elección de 2021 y algunos estados, es hacer que la imagen del presidente López Obrador esté en el centro de la campaña electoral. AMLO no va a estar en la boleta electoral, pero sí va a estar metido hasta el fondo en toda la campaña, procurando que todos los candidatos de Morena en todo el país se “cuelguen” de su imagen y su discurso principal.

La idea central de esta campaña es darle un carácter plebiscitario en torno a la presidencia de AMLO, promoviendo que sus votantes refrenden su voto por él, olvidando los malos candidatos de Morena y los disgustos que esto ha generado en varias partes del país.

*-El autor es analista político.

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