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Migrantes en Sonora: Viajan 6 meses de Venezuela a los EU ante la necesidad de un futuro mejor

Migran en busca del “sueño americano”; señalan que en Venezuela no hay oportunidades y los estudios prácticamente no valen

HERMOSILLO, Sonora.- Por la grave situación económica y social que se vive en su país natal Venezuela y la necesidad de un mejor futuro para su familia, Noemí Daysi Parra Chirino migró en busca del “sueño americano”.

Desde hace seis meses, la mujer de 50 años de edad, partió del Estado Portuguesa, Venezuela, en compañía de sus cuatro hijos, cuatro nietos y su yerno, para llegar a Estados Unidos y tener una vida mejor.

Platicó que la situación económica para la mayoría de los venezolanos es bastante difícil, ya que el simple hecho de conseguir alimento para poder sobrevivir es casi imposible.

Ya son seis meses desde que salimos de allá, nos venimos una parte caminando, una parte en camión, en una parte nos daban aventones”, recordó, “fue fuerte, fuertísimo, porque unas veces dormíamos en la calle, a veces nos apoyaba mucha gente, como a veces no nos apoyaban”. 

SIN PODER COMER

Hubo ocasiones en que los adultos del grupo familiar lograban conseguir trabajo y con lo que ganaban, podían comprar alimentos, ya que principalmente los niños son los más vulnerables y no pueden dejar de alimentarse.

‘Salimos por razones económicas. No hay medicinas, los estudios, de verdad, no valen ya. Yo trabajaba en el campo, sembraba maíz, frijol, yuca y calabaza, y eso es lo que comíamos a veces”

Noemí aseguró que hubo ocasiones en los que pasaron varios días sin probar alimento, ya que la travesía del viaje no era como se la habían imaginado.

"EN VENEZUELA NO HAY NADA"

La familia de Noemí Daysi Parra Chirino cruzó por ocho países para llegar a Estados Unidos, pero fueron deportados y ahora están en Hermosillo en busca de una mejor vida.

“Tomamos las decisiones en familia y decidimos todos venirnos, y cruzar a Estados Unidos por Ciudad Juárez. Nunca conseguimos a nadie, nunca buscamos guía, nada de eso, siempre anduvimos solos… claro, solos no, sino con Dios.

Sabíamos que corríamos un riesgo, pero preferimos salir porque en Venezuela no se puede vivir ahorita”, aseguró, “allá hay personas que si comen una vez en el día, es mucho o ni siquiera comen para que coman los niños. Yo una vez duré dos días sin comer”.

Una vez que cruzaron la frontera de Ciudad Juárez hacia las inmediaciones de El Paso, Texas, Noemí y su familia caminaron una hora, guiándose por el muro fronterizo y se entregaron a Migración con la esperanza de solicitar asilo político, pero no les dieron chanza ni de hablar.

Detalló que la Patrulla Fronteriza los encerró en un área siete días y los trasladaron en avión a Nogales; al día siguiente los trajeron a Hermosillo, hace 15 días.

El Imparcial: imagen de artículo

DISCRIMINADOS

Agotados, pero llenos de esperanza llegó a México el grupo de once personas que componen a la familia de Noemí.

“Entrando fue fuerte, nos trataron muy mal; la migración nos trató muy, muy mal. En Tabasco, Villa Hermosa se llama ahí, nos trataron muy, muy mal, nos trataron como si fuéramos unos delincuentes.

“En Parral (Chihuahua) nos trataron muy bien, gracias a Dios, las personas son una calidad de gente”, dijo. “después regresamos a México, caímos acá y también las personas son muy humanas”.

Por casi dos semanas, los apoyaron en el comedor-albergue Vida Plena Corazón Contento.

Agradece el apoyo de los hermosillenses, ya que a ella y a su familia les han brindado un trato humano.

Nos dieron refugio y ahí llegaron las personas, nos ofrecieron trabajo. Ahí llega mucha gente, llegan muchas personas a ayudar, vieron que éramos una familia y nos prestaron una casa, pero ya que tengamos trabajo hay que empezar a pagar.

“Pensamos quedarnos por un tiempo si las autoridades nos lo permiten, renovaríamos los permisos y eso”, expresó, “porque allá (Venezuela) no se puede vivir, mi hijo es técnico en computación, mi yerno electricista y nada de eso vale, no hay trabajo, no hay nada”.

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