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Día de Muertos en Hermosillo: Jesús fabrica lápidas desde hace más de 30 años

Jesús Antonio Arrona Corella ha dedicado parte de su vida a la marmolería, legado que le ha dejado su familia

HERMOSILLO, Sonora.- Desde su infancia, el tema de la muerte, el cementerio y los sepelios, le son muy familiares a Jesús Antonio Arrona Corella, ya que desde los 8 años de edad aprendió el oficio de fabricar lápidas o tumbas, lo que se convirtió en un negocio familiar.

El hombre,de 47 años, manifestó que desde hace 32, es propietario del negocio “Capillas, Lápidas y Molduras de Sonora”, ubicado en la colonia Sahuaro, muy cerca del panteón municipal conocido por la mayoría de los hermosillenses como “panteón nuevo” o “panteón de las manitas”.

Platicó que desde que tiene uso de razón, tanto su abuelo como su padre se dedicaron a la fabricación de lápidas y siendo apenas un niño, le llamó la atención el trabajo que realizaba su papá, quien le enseñó el oficio cuando trabajaba en un negocio situado en la colonia Palo Verde.

“Comprobados, desde los 8 años yo ando en esto. Yo trabajé en Marmolería Palo Verde. Mi papá trabajó ahí y yo también trabajé. Somos conocidos de toda la vida y tenemos buena relación ahí.

Me acuerdo que mi papá me decía: ‘Vas a trabajar, pero la mitad del dinero es para tu mamá y la mitad para ti’, y así fue. Yo ya no estudié, me gustó el dinero y preferí seguir trabajando, porque pues antes así era, teníamos que trabajar, pero no me arrepiento”, externó.

Conforme pasaron los años, Jesús Antonio y su padre fueron adquiriendo experiencia y decidieron poner su propio negocio y desde hace más de tres décadas está ubicado en las calles De los Yaquis, casi esquina con Lázaro Mercado, al Norponiente de la ciudad.

La tradición en su familia siguió con dos de sus hijos, además de uno de sus hermanos, su cuñado y un sobrino, convirtiéndose en un importante legado familiar.

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GRANITO Y MÁRMOL

Con la llegada de la pandemia, el trabajo se incrementó para las personas que trabajan con personas fallecidas, desde funerarias hasta los fabricantes de lápidas y para Jesús Antonio no fue la excepción, según dijo.

“Ha habido, gracias a Dios, mucho trabajo. Lamentablemente con esto de la pandemia se nos vino mucho trabajo. Lamentablemente a alguna gente les perjudicó y a nosotros nos dio más trabajo, porque a esto nos dedicamos.

Trabajamos lo que son lápidas de granito y de mármol”, agregó, “trabajamos las cubiertas en cocinas y hacemos muchas cosas derivadas de esto, columnas, altares, chimeneas, escaleras… abarca mucho este oficio”.

“A veces llega gente y es muy reciente cuando les pasa la situación, de que pierden un familiar y sí el primer contacto es con nosotros, tratamos de tomarlo lo más natural posible, hasta donde se pueda. Sabemos el dolor que tienen en ese momento”, externó.

El tiempo de fabricación de una lápida, de inicio a fin, depende del material con el que se fabrique, añadió Jesús Antonio, pero se tiene un tiempo estimado entre 20 y 25 días.

La temporada alta de trabajo son los días previos al 2 de noviembre, ya que las personas desean la colocación de lápidas o su restauración.

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TIEMPO DE FABRICACIÓN

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