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Frena a Cd. Obregón ‘mafia empresarial’

En Ciudad Obregón y en el resto del Municipio de Cajeme pocos viven en la opulencia y muchos sobreviven con salarios míseros.

Javier  Villegas Orpinela

Efecto Multiplicador

En términos generales los precios de los terrenos por las nubes, los salarios por los suelos y la economía de capa caída; luego entonces los ingresos per cápita son deplorables.

Esa es la cruda realidad de Ciudad Obregón, la cabecera del Municipio de Cajeme donde se gestó la ‘Revolución Verde’ que se hizo efectiva en los extensos terrenos de los valles del Yaqui y Mayo al incrementarse sustancialmente la producción agrícola.

Y si así de crítica está económicamente la cabecera, el resto de las localidades cajemeneses están peor.

Cierto que hay una que otra empresa “que saca la casta” en esa ciudad y que puede presumirse a los cuatro vientos, pero es insuficiente en una comunidad que congrega una población de más de 400 mil habitantes y que a pesar de los pesares sigue creciendo poblacionalmente.

La teoría económica elemental apunta que si la actividad productiva apenas se mueve, los precios de los bienes y servicios habrán de estar deprimidos porque no hay inversiones que generen empleos ni tampoco derrama monetaria.

Y al no haber demanda de bienes y servicios, entonces no hay incentivos para la producción, menos para la expansión de las empresas ya establecidas y mucho menos para la llegada de nuevas inversiones.

Pero extrañamente pareciera que la teoría económica -en todos sus grados- no aplica en Ciudad Obregón, por la sencilla razón de que entre otras cosas opera una ‘mafia empresarial’.

¿Qué hace esa presunta ‘mafia empresarial?

En primera instancia altera los precios de los bienes y servicios (sobre todo los duraderos como los bienes raíces) y tiende a empujar la inflación lo que golpea aún más la capacidad de compra de las familias y por ende la calidad de vida de los cajemenses.

También, condiciona de diversas formas la llegada a la ciudad y al Municipio de nuevas inversiones.

¿Por qué?

Para así evitar la competencia y el potencial crecimiento de los salarios.

Ante menos competencia, las empresas ya establecidas en la zona minimizan los riesgos de perder mercado (ventas) y a su vez evitan la presión de aumentos salariales.

Luego entonces los negocios de siempre se mantienen vivos por obra y gracia de una barrera a la entrada impuesta por el ‘jet set’ del sector privado de la ciudad.

En este escenario creado por la ‘mafia empresarial’, las añejas empresas cajemenses aseguran sus utilidades porque no hay una nueva competencia que afecte los precios en el mercado -de bienes y servicios-. También garantizan sus ganancias porque el modelo salarial que practican no ha sido alterado -modificado al alza-, precisamente porque se ha evitado la llegada de nuevos jugadores a la cancha empresarial del Yaqui.

Algunos cuestionarán lo aquí expuesto apuntando, ¿pero sí hay nuevas empresas en Ciudad Obregón?

Cierto, pero no las suficientes como para hacer posible el dinamismo económico esperado desde hace ya varias décadas.

El aterrizaje de nuevas inversiones en Cajeme y algunas ampliaciones operativas se están dando ‘a cuenta gotas’.

Y estas han sido posible porque han logrado superar las barreras de entrada impuestas por los más adinerados de la ciudad.

¿Y cómo lo han hecho?

Atendiendo las condicionantes que imponen “los dueños de la zona”.

Estas condicionantes o peticiones son (a grandes rasgos): Ceder un porcentaje del negocio, comprometerse a adquirir lo que producen y venden los “cajemenses VIP”, rentar los espacios que se les indican, entre otras exigencias.

En Ciudad Obregón y en el resto del Municipio de Cajeme pocos viven en la opulencia y muchos sobreviven con salarios míseros.

Y esta situación no es porque el Gobierno del Estado priorice el crecimiento y desarrollo de otras regiones de Sonora y tenga de consentido a Hermosillo.

Más bien obedece a que el liderazgo empresarial cajemense se ha encerrado en sus éxitos y dejado a su suerte a la comunidad que ha hecho posible sus grandes logros.

¿Pueden meterse en cintura este tipo de prácticas que atentan contra la economía de toda una población?

El Gobierno del Estado tiene herramientas de alcance federal que puede hacer efectivas en Cajeme para impulsar la competitividad de la producción, la distribución, la comercialización y el consumo de bienes y servicios en dicho Municipio.

Alfonso Durazo puede echar mano de la Ley Federal de Competencia Económica o, en principio, conminar a los caciques de Obregón que operan como un ‘cártel empresarial’, a que dejen de estrangular la economía cajemense y empiecen a hacer partícipes de sus éxitos a la ciudadanía que por tantas décadas los ha impulsado y cobijado. Urge actuar.

Javier Villegas Orpinela es Presidente del Colegio de Economistas de Sonora, director de Correo y Telegrama y profesor en el Departamento de Economía Unison.

jvillegas@correorevista.com

Twitter: @JvillegasJavier

Facebook: Javier Villegas Orpinela

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