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Todo empezó el día del juicio

Me da un poco de risita. Sí, este título de mi columna me provoca una risita sarcástica.

Me da un poco de risita. Sí, este título de mi columna me provoca una risita sarcástica. ¿Que todo empezó el día del juicio? Vaya que sí: cuando los gobiernos revolucionarios empezaron a coquetear con la desaparecida URSS y posteriormente todo el apoyo a Cuba en su ascenso al socialismo soviético. Nuestros gobiernos revolucionarios, faltaba más, le sonreían de forma coqueta y convenenciera a Lenin y a Marx, para no nombrar a Stalin, pero a la vez a Mr. USA. Nos creíamos los reyes de todo el mundo por ser ni fu ni fa. Vea usted qué listos somos los mexicanos. El izquierdismo del presidente Andrés Manuel López Obrador aún sigue fumando en esta pipa; viva México pues. En una confrontación entre Cuauhtémoc Cárdena y el propio Obrador, nuestro hijo del general resultó ser un traidor a juicio del actual gobernante. ¿Traidor por ser en extremo cuidadoso? Claro, el heredero de Lázaro Cárdenas debió definirse, y vino la ruptura: la izquierda en pleitos.

Mientras Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, y Luis Echeverria, (éste con sus reservas, ya que a la vez se decía que era de la CIA), enviaban su esperanza a los cuatro vientos, por el socialismo. Gustavo Díaz Ordaz, fue todo lo contrario; un manifiesto temor al comunismo lo llevó a conducirse con energía contra la juventud de aquellos años por los acontecimientos del 68, por lo que naturalmente fue en extremo criticado por la izquierda. Hoy López Obrador sigue con la misma cantaleta. Allí empieza y no sé cuándo terminará el escándalo permanente de la captura de Joaquín Guzmán López, el hijo del “Chapo”. Por lo pronto, de mis labios surgió una risita, cuando Obrador, al asumir el gobierno dijo; palabras más palabras menos: Yo sé cómo atacar al crimen organizado, al narcotráfico; conozco los motivos; atacaré las causas. En su mente se encontraba, naturalmente su proyecto de atacar las causas de la pobreza repartiendo dinero entre los jóvenes. Lo ha venido haciendo con dedicación, con entrega a su estrategia, pero no ha resultado. Por lo mismo mi risita aquella. Me dije: Obrador, pese a su enorme inteligencia política, no conoce el país en que vive. La pobreza en México, hace ya varias décadas que se ha refugiado en California, Texas y en fin en Estados Unidos, donde la oferta de empleo es abundante. Hoy, dos mil y más, la realidad ha cambiado. El muro ha truncado, la facilidad con que los campesinos y jóvenes de los pueblos de México cruzaban la línea, y, por lo mismo aquellos campos y poblados se han quedado sin alternativas. Una de ellas: los jóvenes, mantener a sus familias y desde luego lograr la oferta del narco de crear o allegarse alguna fortuna. Obvio: las limosnas de la 4T mata un tanto el hambre, y eso es bueno, pero para nada sustituye la ambición de ser. Todo ser humano es ambicioso y la juventud lo es también. Joaquín Guzmán López como millones más lo son y lograr solo matar el hambre no es su proyecto de vida. De estos jóvenes están “El Chapo” Guzmán Loera y su hijo y miles más. Por lo mismo mi risita, estimado y paciente lector; y no piense usted que estoy confundido o que soy un típico representante de los fifís o de los conservadores, adversarios de Obrador.

Naturalmente que me duele lo que está pasando en México con el crimen organizado en todas sus manifestaciones. Desde los tiempos de Felipe Calderón, razoné a la vez que quizás sería la estrategia lógica contra el crimen: el ejército, las fuerzas armadas. Pero por ello Calderón fue y ha sido torpemente criticado por su acierto sobre todo y más, por los incondicionales de Obrador, repitiendo por lo mismo hasta el hartazgo las agresiones a Calderón. Vaya pues, cómo da vuelta la realidad manifiesta hoy con la captura del “Chapito” por el ejército. ¿Te das cuenta? Como le dijo algún día el artista tecatense Hugo Covantes, al enorme artista mexicano José Luis Cuevas: “Para qué son tantos brincos estando el suelo tan parejo”, con respecto a una crítica que hice a la obra creativa de Cuevas en el museo de San Diego. José Luis Cuevas se molestó por mi crítica escrita en una revista, publicada por Hugo en el DF.

Y naturalmente lo mismo le digo yo al presidente Obrador: Para qué son tantos brincos…Para qué abrazos y no balazos… ¿Te das cuenta? Al buen entendedor, pocas palabras.

*- El autor es Profesor Emérito, UABC, por la Facultad de Arquitectura. Creador Emérito, ICBC. Artista plástico.

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