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CFE, su imperio

Se que este tema es un asunto “estrictamente personal”, (apropiándome con estas últimas palabras) de la rúbrica del noticiero en televisión de Raymundo Riva Palacio; una disculpa.

Se que este tema es un asunto “estrictamente personal”, (apropiándome con estas últimas palabras) de la rúbrica del noticiero en televisión de Raymundo Riva Palacio; una disculpa. Pero a la vez una excusa a la empresa de El Imparcial y La Crónica y, sin duda, a mis lectores si los tengo. Por experiencia en mi trayecto de vida he tenido una lesión lamentable a mi patrimonio personal o mejor aún, una agresión a mis derechos que tengo la certeza de tener y que, por falta de protocolos legales burocráticos, simplemente resultó el perdedor. Así me pasó con la UABC (conecto el asunto con este que aquí trato del CFE) al haber servido a la universidad por 35 años y a la fecha no recibir ni un cinco de pensión de esta institución y solo la anémica ayuda a la que tengo derecho en el IMSS. Otro tema sin duda. Pero debo agregar, no lo puedo evitar, haber recibido entre otras distinciones en la UABC el reconocimiento de Profesor Emérito. Injusto e irresponsable sin duda. Debo reiterar una lesión, por descuido protocolarios causados por una incapacidad, a mis derechos laborales en este caso de la UABC.

El asunto que abordo en este envío deja de ser estrictamente personal porque casos como el que me ha ocurrido con la CFE requieren de leyes o reglamentos que culpe con absoluta claridad a las instituciones del Estado y gobierno en general: diputados, regidores y en general gobernantes de ayer y hoy son los culpables por estas negligencias, por lo que yo debo denunciar como apatía, ignorancia, y fundamentalmente pertenecer en este caso a países del tercer mundo. México es un país de esta categoría, aunque al presidente Obrador no le cuadre esta definición. Un caso concreto, certero de lo que afirmo: en la población de Calexico, California, aquí cruzando la línea, es imposible un daño a terceros por parte del mal estado de sus calles. Una llanta dañada por un bache (que no los tienen por cierto) siempre será responsabilidad del cabildo en turno. Y vaya que hoy está formada esta autoridad por mexicanos en lo general. Otra cultura, otra civilización.

En mis viajes frecuentes a Tijuana y Rosarito por las noches, perdí dos llantas por enormes baches: ¿Responsable? Ya lo sé. Regidores por no reglamentar estos daños causados por los ya históricos baches. Así de simple. Responsables de esta apatía; el salvajismo político de nuestro país, de nuestros políticos en consecuencia, morenitos, panista, priistas, son los mismos.

Termino con las agresiones a mi economía por parte de la Comisión Federal de Electricidad, la nacionalista y siempre bien vista por el actual presidente Manuel López Obrador y el incondicional Manuel Barlett, su director.

Una mañana sin previo aviso a mí como propietario, llegaron los salvajes trabajadores de la CFE y destrozaron mis árboles. Sé que las ramas no deben representar un peligro para el cableado y que naturalmente, debe ser obligatorio podarlos por daños referidos. Lo entiendo y lo apruebo. Pero estos salvajes, debo reiterar me dejaron una tonelada de ramas que nunca recogieron, además lo hicieron destrozando un espejo de mi camioneta y causándole una pequeña abolladura. Recoger estas ramas me costó mil pesos. Me debe mil pesos señor Bartlett y aun le falta el costo de mi espejo roto.

En realidad lo que más molesta no es lo que este atropello me ha causado, sino la falta de leyes, normas o disposiciones que obliguen con absoluta claridad a instituciones o gobiernos su responsabilidad ineludible en estos caso, y además, a dónde los afectados deben recurrir, sin filas ni burocratismos maximalistas.

Como diría Rubén Vizcaíno Valencia. ¿Te das cuenta?

*- El autor es Profesor Emérito, UABC, por la Facultad de Arquitectura. Creador Emérito, ICBC. Artista plástico

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