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Sufragante

Dicha palabra no se estila; pero con ella voy a parafrasear al célebre Antonio Machado: “Sufragante no hay democracia, se hace democracia al votar”.

Dicha palabra no se estila; pero con ella voy a parafrasear al célebre Antonio Machado: “Sufragante no hay democracia, se hace democracia al votar”.

Con esa intención el pasado domingo salí a votar; pero, de sufragante me quedé sólo en expectante.

Al llegar a la universidad en donde (supuestamente) estaba instalada una casilla especial me impactó el ver una gigantesca fila de sufragantes; pero, antes de formarme me fui a informar si podía votar. “Nones para los preguntones”…

Aun así me quedé conforme, pero más que con el fallido intento que hice, con ver el gran número de personas cumpliendo con su deber cívico. Eso me reconfortó y no insistí, además, porque presencié como una agresiva joven inquiría a un funcionario del INE; quien con actitud respetuosa y comedida le explicaba a la chica brava por qué no podía votar. En ese lugar se instalaron dos casillas, ¡pero ninguna era especial!

También observé en muchos rostros un cierto aire de recelo e incertidumbre. No había ambiente de “fiesta electoral”. Ni en los votantes, ni en los funcionarios de las dos casillas, en donde también estaba un nutrido grupo de representantes de partidos políticos con cara de “no nos van a hacer de chivo los tamales”.

Hoy, como nunca, el voto está polarizado. O a favor de usted ya sabe quién y sus huestes; o en contra del insinuado. ¿Cómo que no sabe a quién me estoy refiriendo? Pues, del personaje de la política nacional que luchó en forma épica para ocupar la presidencia de nuestro país y, una vez alcanzada, no atina a gobernar con sano y equitativo juicio.

Ni modo, pero créame que me hubiera gustado sufragar.

LA PALABRA DE HOY: SUFRAGANTE

Empiezo por señalar que sufragio viene del latín ‘suffragium’ que se forma de -sub “debajo o desde abajo” y el verbo ‘frangere’ que significa “romper, quebrar, golpear”; como en fractura, frágil o fracaso. Sin embargo, junto: ‘suffragium’ significa votar y sufragante el que vota.

DE MI LIBRERO: LA SOMBRA DEL CAUDILLO

“Siete días después de las elecciones, el Chato Menéndez se dedicaba aún a la tarea, para él bien grata, de fabricar expedientes falsos. Todavía inventaba nombres y personas; todavía simulaba firmas, cruzaba boletas, anotaba padrones y vertía, con tintas de diversos colores, en actas tan notables por la prosa como por la letra, toda clase de sucesos imaginarios de mucho sabor democrático”…

La sombra del caudillo, de Martín Luis Guzmán, publicada en 1929 es la primera novela política mexicana y se inscribe en la literatura hispanoamericana como “novela de dictador”, en un entramado de dizque defensores de los ideales revolucionarios que se dan maña para actuar con cinismo, voracidad y total impunidad.

En forma adicional, el campo semántico de la novela es riquísimo. Un simple ejemplo: “…las nubes cubrían el sol con frecuencia y mudaban, a intervalos, la luz en sombra y la sombra en luz. La tarde, aún moza, envejecía a destiempo, renunciaba a su brillo, se refugiaba tras el atavío de los medios tonos y los matices”.

Y cierro con uno de mi cosecha: “Sufragante sí hay camino”.

*- El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

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