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Proteger a los Delincuentes

Somos lo que hacemos.

Advertencia, en este espacio no habrá respeto alguno a la investidura presidencial, al diablo las formas, Andrés Manuel López Obrador se conduce como un criminal, no como el estadista que reconoce como derecho fundacional de cualquier estado, favor de leer Leviatan de Hobbes, el uso de la fuerza para la defensa legitima de sus ciudadanos; López Obrador y el General Secretario de la Defensa han señalado que en aras del respeto de los derechos humanos equiparan, los de un puñado de delincuentes con millones de mexicanos de bien que nos rompemos la madre para cumplir con las leyes y reglamentos que nos piden acatar, mientras ellos, los delincuentes, no cumplen siquiera con el mínimo respeto de nuestra vida y seguridad. El presidente reconoció haber dado la orden para liberar al “chapito”, es él quien interrumpió una gira para saludar de mano a la mamá del Chapo y es también, responsable directo de que el narcotráfico haya infiltrado la pasada elección, de otra forma son inexplicables los resultados en Sonora, Sinaloa y Baja California Sur.

Me da pena atestiguar como muchos políticos, nuestra gobernadora es uno de ellos, afirman que López Obrador es el mejor presidente de la historia; nuestro futuro no da para seguir simulando que nada pasa cuando el Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas justifica una clara agresión a militares con la idiotez de que el gobierno federal también cuida a los delincuentes. Explíquele eso a los padres de miles de mexicanos muertos o ultrajados por el puto crimen organizado, ciudadanos huérfanos de un Estado que no cumple con su mínima obligación, la de cuidar a su gente; poco importa si usted es víctima de un robo en Mexicali o si se dedica a contar muertos en Ensenada y Tijuana; al diablo con el pinche argumento de que antes pasaba lo mismo, hoy no sólo hay más muertos que nunca sino que también hay bastas zonas del país en las que la delincuencia ha suplantado al Estado, muestra de ello lo sucedido hace unos días en el que militares fueron desarmados, golpeados y exhibidos por una célula del Cártel de Sinaloa, o la indignante persecución de la que fue objeto de soldados en Nueva Italia Michoacán, todo para que el presidente nos salga con la estupidez de la defensa de los derechos humanos de los criminales.

Sostengo que es condición necesaria el cumplimiento de ciertas obligaciones para la defensa del derecho a la vida cuando se trata de criminales que no respetan ese derecho de sus víctimas; ojo, no distraigamos la discusión, no se trata de defender la tortura o el maltrato, se trata de que el Estado haga uso de la legitimidad de la fuerza pública en defensa de sus ciudadanos; no que renuncie a ella.

No creo que el presidente esté coludido con el crimen organizado; estoy convencido que su sinrazón y estupidez son responsables de un ejército que se convirtió en albañil, en cobrador de impuestos y en beneficiario de jugosos contratos, libres de cualquier revisión, y que ha dado como resultado que los grupos criminales se sientan tan libres y cómodos como para perseguir a soldados a plena luz del día. Pienso en mis hijos me duele el país que les estoy dejando, y eso que dicen que es el mejor presidente de la historia.

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