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Papá

Somos lo que hacemos

El miércoles 11 Don Jorge Fiorentini cumpliría 90 años, me ilusiona su recuerdo; no dejo de admirarle que junto con mamá sacaron adelante a una familia de 9 hijos. Mis 8 hermanos son hombres y mujeres de bien como muy pocos.

En casa el amor se cultivaba a diario y de manera sostenida, en la adversidad y en las alegrías; entendimos que la familia es lo que nos une, y que, si se tiene la oportunidad de ver a los padres romperse el lomo para que nada nos faltara, ser hombres y mujeres de bien era simplemente nuestra obligación. Papá murió muy joven, cumplió 60 en el hospital, su partida fue desgarradoramente pronta, pero su recuerdo ha acariciado el corazón de todos nosotros desde que partió.

Fue un hombre serio y formal, de pocos amigos y muchos conocidos, religioso, conservador y de convicciones muy firmes, bromista con sus hijos y distante con los desconocidos, metódico en su actuar diario, compañero de mamá en las buenas y en las malas, gran proveedor, junto con mi madre hizo la magia para que sus 9 hijos tuviéramos siempre todo, si bien no lujos, si la comodidad que da la seguridad de la buena escuela, de por lo menos un viaje al año y esperar la promoción del dos por uno que Zapatería Reforma hacia anualmente para poder hacernos de un par de buenos tenis.

Papá fue un hombre de ideas firmes y convencido de que su posición de proveedor familiar era lo más importante; recuerdo como después de terminar con su jornada diaria, llegaba puntualmente por un whisky al Manuets, los viernes, cuando la cartera lo permitía y su ánimo era más relajado pedía uno para llevar y se lo tomaba en casa al amparo del Yucateco más grande que haya existido en la Colonia Nueva, contemplando el cielo estrellado, sentado en una mesa de jardín disfrutando de nuestra compañía.

Mi padre fue gran deportista, poseedor de varios récords de atletismo nacional por mucho tiempo, su foto brincando un pick up de defensa a defensa apantallaba a cualquiera, su verdadera pasión fue el beisbol; en casa, con 6 hijos varones teníamos que esperar semanas el turno para acompañarlo a los juegos de beisbol. Lo recuerdo como un ávido lector, leía todas las noches antes de dormir, difiero de sus lecturas, admito que la mayoría de ellas versaba sobre temas que no son de mi interés; lo que daría por tomarme una cerveza con él y poder platicar al respecto, yo que soy un cabeza dura completamente escéptico de cualquiera de sus temas de lectura.

Nunca festejamos día alguno del padre, en aquella época ser papá era un papel que se asumía a la distancia y de forma cabal, nunca le hablé de usted, siempre fue papá en primera persona, nunca fue el amigo personal, siempre fue eso, el mejor papá. Hoy cuando la paternidad se ha relativizado extraño aún más su ausencia; me hubiera gustado que viera a sus 9 hijos brillar y sentirse orgulloso por ello. Verlo caminar de la mano de mamá y emprender juntos el camino que entre ellos quedó inconcluso hubiera sido el tesoro más grande posible.

Hoy ante las decisiones por tomar extraño el regalo de su consejo, pero más extraño su presencia. ¡Felices 90 pa´!#MiVotoNoSeToca

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