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Braulio Maldonado: rumbo a la gubernatura

Muchos gobernantes y políticos han dejado su huella, para bien o para mal, en la historia de Baja California, pero ninguno ha sido tan controversial y discutido como el primer gobernador electo del estado libre y soberano de Baja California: Braulio Maldonado Sández.

Muchos gobernantes y políticos han dejado su huella, para bien o para mal, en la historia de Baja California, pero ninguno ha sido tan controversial y discutido como el primer gobernador electo del estado libre y soberano de Baja California: Braulio Maldonado Sández. Nacido en San José del Cabo, Baja California Sur, en 1903, Braulio mismo se describía como parte de “una familia de gente muy pobre. Mi padre fue ranchero, como se designa comúnmente al hombre del campo; fue también trabajador de las minas de Santa Rosalía. Según pude enterarme, sufrió un accidente de trabajo y durante su enfermedad aprendió el oficio de zapatero que le sirvió para sostener a su numerosa familia. Fuimos diez hijos, hombres y mujeres, todos nacidos en el Territorio Sur, habiendo sido yo el menor de todos, y siendo muy niño murió mi madre, quedándose a él la pesada tarea de formarnos y educarnos”.

San José del Cabo era, en los tiempos de la niñez y adolescencia de Braulio, un puerto aislado y en decadencia, “un pueblo prácticamente sin gobierno, sin autoridad y sin ley”. Como sus hermanos mayores vivían y trabajaban en los Estados Unidos —en Los Ángeles, California—, Maldonado se pasó al otro lado y trabajó en varios estados de la Unión Americana. Sin embargo, el futuro gobernador de Baja California comenzó aquí una etapa de vagabundo y pícaro que le ayudaría a conocer las diversas realidades de la vida estadounidense y mexicana de aquella época: laborando en fábricas, tendiendo vías de ferrocarril, participando en bandas juveniles, lavando platos en restaurantes italianos, viviendo como latin lover y gigoló en los bares de San Francisco y aprendiendo el oficio de jugador profesional y grifter por toda California.

Con ese bagaje cultural, regresó a mediados de los años veinte a México, al estado de Chihuahua, donde se incorporó de inmediato al ejército federal como recluta. Eran los tiempos del ajuste de cuentas entre los generales revolucionarios vencedores y del establecimiento de las bases del proyecto de nación mexicana que lideraba el grupo sonorense. Maldonado seguía siendo un joven pobre y solitario, pero con buena suerte. Pronto se conectó con el círculo de estudiantes sudbajacalifornianos que vivían en la ciudad de México y así, con la ayuda de políticos como Arturo Oropeza y profesores como

Jesús Castro, Braulio pudo continuar sus estudios en la Escuela Nacional Preparatoria, donde, como él mismo dice: “Me relacioné con un tipo muy diferente de personas a las que yo había conocido durante toda mi vida, le tomé cariño al estudio y me volví un machetero constante, pasando con facilidad mi primer año, el segundo y el tercero; en este último conocí a muchos jóvenes educados, pertenecientes a familias prominentes que serían, con el correr del tiempo, gente muy importante en la vida de México; precisamente estudiaron conmigo Miguel Alemán, Antonio Ortiz Mena, Antonio Carrillo Flores. Con Miguel Alemán y Antonio Ortiz Mena llevé desde un principio, una sincera amistad que duró muchos años, a través de la historia política de nuestro país”.

Después de la Escuela Nacional Preparatoria vino la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional de México. Es aquí donde empezó a forjarse como líder social y agitador profesional en pro de los intereses de los más desprotegidos. Radicó en Baja California Sur, en Veracruz y posteriormente en el Territorio Norte de Baja California, donde se dedicó al ejercicio de la abogacía pero sin descuidar del todo sus relaciones políticas, lo que lo llevaría a ser delegado del gobierno del general Felipe Rico Islas en Ensenada y más tarde promotor de la campaña presidencial de Miguel Alemán en Baja California. En el puerto de Ensenada los dos viejos compañeros de preparatoria platicaron largamente y Maldonado obtuvo su candidatura como diputado federal por el Territorio Norte. Luego, ya en la Cámara de Diputados, llegaría a convertirse en presidente de la misma. En estos años se la pasaba mostrando que era un hombre para todos los sectores de Baja California.

Gracias a su amistad con Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines, Maldonado les gana la candidatura a la gubernatura del recién creado estado de Baja California a políticos de la talla de Leopoldo Verdugo, Gustavo Aubanel y Abelardo L. Rodríguez. Así, como candidato del PRI, gana las elecciones con facilidad y el primero de diciembre de 1953, Braulio Maldonado jura como gobernador constitucional, el primero, del estado 29 de la república mexicana. Sus sueños de poder se habían cumplido.

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