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Viuda Michoacán y madre de cuatro hijos busca asilo de EU

Esthela escapó a Tijuana para esconderse y pedir ayuda a Estados Unidos.

Viuda Michoacán y madre de cuatro hijos busca asilo de EU

Tijuana BC.- El asesinato de su esposo y la persecución de los delincuentes destruyeron la paz de Esthela, una mujer migrante de Michoacán, quien el 6 de enero de este año enviudó y quedó a cargo de cuatro hijos menores de edad.

Su esposo, de 46 años de edad, fue comandante de la Guardia Civil en el pueblo llamado Churumuco. También fue víctima de las disputas políticas y fue enviado por sus jefes a Zicuirán, en donde los habitantes lo lincharon por órdenes del crimen organizado a principios del 2024.

Los últimos meses fueron desesperantes, cada vez se ponían las cosas más difíciles, anunciaba la gente que se iba a poner feo, pero nunca pensé que él iba a perder la vida. A él lo mandaron para Zicuirán, fue linchado por la gente y entregado a los armados y fueron los que lo terminaron de matar”

Relató Eshtela, de 35 años.

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Escapa para pedir ayuda

Dijo que el caso fue muy sonado en el País y debido a la atención mediática aprovechó para escapar a esta ciudad fronteriza para esconderse y pedir ayuda a Estados Unidos.

“Sé que es difícil también, muy difícil, pero siento que estaría más segura que aquí en México. Un día normal en Michoacán: ya nadie puede salir como en los tiempos de antes, todo está prohibido. Yo quisiera que hubiera más justicia porque cómo es posible que hasta el día de hoy, que yo sepa, no hay ningún detenido por la muerte de mi esposo y había testigos”, lamentó la michoacana.

Nos tienen ahí sometidos, el pueblo es el que paga las consecuencias porque estamos ahí como si estuviéramos secuestrados, porque no podemos salir. Si alguien se enferma no podemos pasar por Zicuirán porque no tenemos acceso y los que logran pasar son castigados o corridos, agregó.

La violencia que se registra en Michoacán, dijo Esthela, supera a la ficción, pues todos los habitantes, sin importar el pueblo, deben obedecer a los grupos armados.

“Da coraje. Uno se siente impotente. Triste…”, expresó.

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