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El Imparcial / Tijuana / Albergue

Entre nostalgia y miedo viven en El Barretal

“Siempre convivíamos para el 24 y 25 de diciembre porque hacíamos una comida o cena para todos. Ayer me mandaron una foto en donde todos salen comiendo. Solo faltamos mi esposo y yo”…

Entre nostalgia y miedo Yadira Lizbeth Hernández celebró su primera Navidad, al igual que el resto de caravana centroamericana que se encuentra en El Barretal.

Aún no supera el trauma del día en que fue trasladada de la Unidad Deportiva Benito Juárez de la Zona Norte al nuevo refugio, pues ese mismo día un conductor se impactó contra ella, su esposo y primo, quien falleció al instante.

El dolor en sus piernas, pecho y cuello, son parte de las secuelas; pero lo que más le duele a Yadira, originaria de El Salvador, es que, igual que el resto de sus compatriotas, es sentirse amenazada en la ciudad por motivos de xenofobia.

“¿Por qué la gente no nos quiere? Aquí en Tijuana hemos recibido a amenazas, insultos. ¿Por qué, si todos somos seres humanos? Yo no les he hecho ningún daño.

LastimosamenteMéxico es el país que está cercano a Estados Unidos y tenemos que pasar por aquí”, expresó Yadira.

Ella junto con su esposo está guarecida en una zona especial de El Barretal para proteger a los integrantes más vulnerables del éxodo migrante, como los niños y mujeres embarazadas.

Así, entre fechas decembrinas y de Año Nuevo, Yadira ha reflexionado sobre el viacrucis que emprendió desde El Salvador para llegar a Estados Unidos a través de un asilo humanitario.

Dice que ya no tiene opciones: si regresa a su país, las maras cumplirán las amenazas de muerte, pero si se queda aquí también podría tener el mismo final.

“Quiero que me ayuden a pasar al ‘Otro Lado’, porque a mi país no puedo regresar, porque me matan, matan a mi esposo. Yo lo que quiero es irme a Estados Unidos”, expresó.

Me la he pasado rezando para que ni a mi esposo ni a mí nos pase algo malo, agregó.

Gran parte de la caravana migrante que se encuentra en El Barretal sufre por las inclemencias del clima; ayer con las primeras lluvias de la mañana a muchos de ellos se les mojo su casa de campaña y con ello sus cobijas y ropa.

En la explanada principal hay aproximadamente cuatro grandes carpas que cubren a la cientos de casas portátiles, pero los charcos se filtran por todos lados, por lo que las familias aprovecharon el escaso sol para secar sus pertenencias.

Otros que están instalados afuera de las carpas tuvieron que desarmar sus casas para sacudirlas y barrer el espacio; asimismo, estuvieron consiguiendo más lonas para reforzar sus hogares improvisados.

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