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Pobres Criaturas Dir. Yorgos Lanthimos

Con su novela Pobres Criaturas (Poor Things, 1992), Alasdair Gray realizó un relato de (ciencia) ficción victoriano, amoroso homenaje a Frankenstein.

Con su novela Pobres Criaturas (Poor Things, 1992), Alasdair Gray realizó un relato de (ciencia) ficción victoriano, amoroso homenaje a Frankenstein, utilizando los recursos narrativos de Mary Shelley (y Bram Stoker), para mostrar increíbles sucesos desde los distintos puntos de vista de varios personajes.

Las referencias de Gray a la obra de Mary Shelley no se limitaron a la trama y estilo de su novela; nombra al doctor/monstruo (padre/creador de la protagonista, Bella), Godwin Baxter en honor al padre de Mary Shelley, William Godwin, y la propia Bella representa los ideales de Mary Wollstonecraft una de las fundadoras de la filosofía feminista y madre de Shelley.

El director griego, Yorgos Lanthimos no hace una simple adaptación de la novela. Partiendo de sus recursos ya conocidos (Kubrick y Buñuel), se apropia y transforma el texto de Gray, trasladando al terreno cinematográfico los homenajes a Frankenstein y a sus múltiples realizadores.

Así, para presentar la historia de Bella Baxter, Lanthimos hace referencias a las diversas formas en que el relato de Frankenstein ha sido llevado a la pantalla, iniciando por James Whale, fotografiando en blanco y negro y en formato académico (1.37:1). Posteriormente, ya en color, utiliza tonalidades que recuerdan el technicolor de las primeras producciones de la Hammer, incluyendo guiños al estilo sardónico de Terence Fisher y por supuesto al gore. Incluso, William Dafoe, le brinda inflexiones de Peter Cushing a su interpretación de Godwin Baxter, como monstruo y creador, agregándole una fracción del pathos del John Merrick de Lynch (inferido en la dirección de Lanthimos). Pero es la historia de Bella Baxter (Emma Stone) lo que todos quieren ver. Una mujer cuyo cerebro es intercambiado (después de su suicidio) por el del feto que llevaba en el vientre. La única solución que encontró Godwin Baxter (Willem Dafoe) ante tal dilema. El resultado, bajo la supervisión y educación inicial de Baxter es una mujer que se nutre de su entorno, devorando experiencias insaciablemente.

Bella evoluciona de una manera vertiginosa, se convierte en una mujer libre e inteligente, que no se deja controlar por las convenciones sociales. Su actuar desafía a los hombres que desean “amarla” y poseerla. Se trata de una criatura con libre albedrio cuyo despertar sexual amplia su visión del mundo, generando un nuevo entendimiento, representado visualmente por el cambio a fotografía en color y la existencia de un mundo surreal (siempre observado desde su punto de vista).

El contraste entre Bella y los hombres que la rodean inevitablemente deviene en conflicto. Duncan Wedderburn (Mark Ruffallo) que pretendió usar a Bella como una diversión momentánea, termina reducido a una berreante piltrafa de hombre cuando los papeles se invierten y es Bella la que no siente ningún apego innecesario por él. Como en sus obras anteriores, Lanthimos se inclina ante el altar de Buñuel y Kubrick con obvias referencias. Quizá la similitud más sorprendente dentro de los desvíos que realiza Lanthimos de la novela original, es la increíble similitud a la obra trash de Frank Hennenlotter, con un final prácticamente calcado de su Frankenhooker (1990). Con su adaptación, Lanthimos plasma un formidable retrato de la mujer libre, con voluntad propia, y de aquellos hombres narcisistas, que, desde tiempos inmemoriales, han hecho lo imposible por sobajar a las mujeres que los superan intelectual y emocionalmente.

Con Pobres Criaturas, Yorgos Lanthimos ofrece una de las mejores películas del año, superando por mucho el esfuerzo de Greta Gerwig y Noah Baumbach (Barbie), para presentar una obra desenfadadamente feminista que observa al siglo veintiuno a través de un maravilloso lente victoriano. “Debemos experimentarlo todo… y cuando conocemos el mundo, el mundo es nuestro.”