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El Imparcial / Hermosillo / Historias de vida

VIDEO: Accidente lo deja en coma y le causa amnesia; lo único que no olvida es su amor

Su familia no supo de él durante siete años, ahora reconstruye su vida al lado de quienes ama

HERMOSILLO.- Dicen que cuando el amor es verdadero resiste el tiempo, la distancia y los obstáculos; José Humberto y María del Refugio son prueba de ello. Estuvieron siete años separados por un accidente que a él lo dejó en coma y le causó la pérdida de la memoria.

A pesar de ello lo que permanece intacto es el sentimiento hacia su familia.

En 2011 la familia de don José Humberto Astorga Mejía lo buscaba desesperadamente, él había viajado a Tijuana ya que se dedicaba al comercio, pero sus allegados ya no tuvieron comunicación con él.

Un día desperté, tenía barba y el pelo largo, no estaba sucio, pero no sabía dónde estaba era algo muy raro, relata, estaba desesperado y preguntando, recordó.

Me dijeron que sufrí un accidente y estaba en Tijuana, había durado 3 años en coma, pero no recordaba nada, explica Astorga Mejía. Ya era el año 2014.

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No tenía recuerdos, nadie a quién acudir. Empezó desde cero en aquella ciudad, vivió en albergues e incluso durmió bajo los puentes.

Con el tiempo logró conseguir un trabajo y estabilizarse, pero sentía la necesidad de saber de su pasado, de conocer si tenía familia.

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NUNCA PERDIERON LA FE

María del Refugio Macías Lucero expresa que ella y sus seis hijos pasaron por situaciones difíciles durante su ausencia.

Siempre extrañaron al jefe del hogar y en los siete años que estuvo extraviado jamás dejaron de buscarlo, pues siempre tuvo fe en que él regresaría. Simplemente le pedía a Dios un milagro.

Cuatro años después de que logró recuperarse del coma, Humberto tuvo un sueño que cambió su vida: Una persona le entregaba un papelito con un número de teléfono.

Y aunque no sabía quién habría de contestar del otro lado de la línea tuvo el presentimiento de que lo conectaría con su pasado. Fue así como se comunicó con su familia.

Sus seres queridos recuerdan como si fuera ayer el momento en el que se comunicó por teléfono. Así establecieron el contacto de nuevo, en 2018.

Su esposa contestó el teléfono y cuál sería su sorpresa que del otro lado de la línea escuchó su voz y lo oyó llorar, luego llamó a sus hijos y ellos tomaron el teléfono.

No había un día que no me acordara de él y pidiera a Dios por él, expresó, un día lo vi salir por esta puerta y así voy a ver que entre, recordó María del Refugio.

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LLEGÓ HACE DOS AÑOS

Apenas hace poco más de dos años llegó a Hermosillo y aunque los recuerdos no han llegado al 100% se ha ido integrando de nuevo a la familia.

Todo lo que vivió le hizo ver la vida de una manera diferente y por ello tomó la decisión de ayudar al prójimo.

En un pequeño triciclo Don José Humberto Astorga Mejía, de 67 años, camina por las calles del Norte de la ciudad para ofrecer en venta tamales, buñuelos, helados y dulces que prepara con la ayuda de su esposa.

Con las ganancias mantiene su hogar y ayuda a familias necesitadas y a los migrantes que por diversas circunstancias se han quedado en la capital sonorense.

Mi casa es humilde, no hay lujos, pero de lo poco tengo yo doy a quien no tiene qué comer, he llevado despensas a familias con niños que la están pasando mal, llevo ropa a las vías del tren y brindo comida al migrante, a los que han pasado por enfermedades los he apoyado para su tratamiento, también como reconocimiento regale paletas de bombones al personal médico que está luchado en esta pandemia, manifestó.

Cuando se fue de Hermosillo dejó a sus seis hijos y un nieto, a su regreso ya tenía bisnietos.

Ahora construye una cocina que piensa convertir en comedor comunitario para tener un lugar donde los migrantes y personas en situación vulnerable puedan comer tranquilos. No tiene los recursos, pero su fe en Dios lo mantiene en pie de lucha.

A final de cuentas él es la prueba viviente, de que no hay imposibles.

Crédito: Historia y fotos, Anahí Velásquez

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