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¿Qué aportaremos en esta contingencia?

Las crisis nos debelan de qué estamos hechos los seres humanos.

Las crisis nos debelan de qué estamos hechos los seres humanos. De acuerdo a nuestra posición social, económica, laboral, personal, política, intelectual, espiritual, humana, emocional, es como vamos a responder en estos momentos. Primero tendrá que haber un replanteamiento de nuestra convivencia social: Si se toma en cuenta el criterio de cómo España levanta la cuarentena la normalidad no volverá en el mediano plazo a como estábamos acostumbrados. Ayer en El País de España se documentaba la evolución en el cuidado de los seres humanos a las pandemias. “El miedo a la tuberculosis y a las gripes, según el epidemiólogo Joan Ramón Villalbí, levantó hace décadas barreras de vidrio entre los trabajadores y el público en bancos, administraciones públicas, oficinas de correo. Los tiempos cambiaron, el temor a estas enfermedades decayó y la cercanía se convirtió en un valor que fue derribando estas pantallas. La nueva normalidad de un mundo golpeado por la Covid-19 alejará a las personas, volverá a levantar diques de contención que se habían olvidado y dará un revolcón a buena parte de las costumbres sociales, al menos, hasta que una vacuna consiga doblegar al coronavirus. Nadie sabe exactamente cuándo, pero los saludos, las clases, el comercio, el turismo, los bares y los espectáculos volverán. Lo que sí parece claro es que durante un buen tiempo no lo harán de la misma forma en que los conocíamos”, dice el artículo de Pablo Linde y José Marcos. Al menos hasta final de este 2020 se mantendrá la sana distancia, evitar besos y abrazos, así como la recomendación no obligatoria de llevar mascarillas a lugares públicos. Es el pronóstico en España. No sabemos cómo será en México que se tiene programado un regreso a clases y actividades productivas el 1 de junio si es que resultan con éxito las medidas aplicadas. Así de complicado el escenario español. Viene una etapa de conteo de defunciones acelerado. Entre la primera y segunda semana de mayo se espera el repunte de contagios y decesos. Después vendrá el impacto económico negativo que ya estamos viviendo. ¿Qué estamos dispuestos a dar en este momento de la historia? Al menos repensar a corto plazo un nuevo modelo político social mundial con énfasis en lo local. El 24 de noviembre pasado, también en El País de España, Thomas Piketty, uno de los economistas más influyentes de la actualidad en el mundo, proponía elevar impuestos a los que más tienen para impulsar una especie de redistribución en la repartición de la propiedad y riqueza en el planeta. Habla de una especie de economía circular y participativa: “Necesitamos la participación de todos no sólo en la vida política sino también en la vida económica”, señaló Piketty al presentar su nuevo libro, “Capital e ideología”. Va más allá al proponer un impuesto que permita dar a todo el mundo 120 mil euros a los 25 años para hacerse de una propiedad como parte de un catálogo de controvertidas propuestas para refundar el capitalismo en el mundo desde Europa. No se trata de revivir la lucha de capitalismo contra socialismo que Estados Unidos y la Unión Soviética aplicaron en una guerra fría que vino a dividir del mundo de 1945 hasta 1989 con la caída del muro de Berlín en Alemania. Se trata de pensar en una sociedad más justa e igualitaria. En impulsar nuevas reglas de convivencia. En cambiar leyes absurdas que en tiempos de pandemia no piensan en el humanismo, sino en cómo evito perder, como el caso de Sonora que nadie está obligado a condonar una renta en tiempo de crisis porque la ley sólo establece prorrateo que viene siendo un incremento en el pago al terminar una crisis sanitaria, o como negocios de cerveza como Buqui Bichi sí tienen todos los permisos para operar y nadie los puede obligar a sujetarse a un criterio de contingencia. Sólo por abordar dos puntos. Si los gobiernos no enfocan políticas públicas encaminadas al bien común, humanismo, la igualdad en los asuntos públicos, económicos, seguiremos siendo una sociedad fría que sólo piensa en la acumulación de la riqueza porque las reglas del mercado lo permiten. Mis respetos para muchos empresarios en Sonora que en esta etapa han ayudado a los que menos tienen. De eso se trata: De crear una nueva conciencia colectiva que le apueste al bienestar común. Hoy no la hay. ¿Qué podemos hacer? Iniciar con uno mismo viendo cómo puedo ayudar el vecino, a la familia, al amigo. Una cadena comunitaria. Reforzar el mensaje de ayudar en todos los niveles.

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