Masacre en Texas y campañas de odio en redes
La masacre en El Paso, Texas, tiene una horrorosa novedad: A la comunidad mexicana fronteriza como objetivo principal.
La masacre en El Paso, Texas, tiene una horrorosa novedad: A la comunidad mexicana fronteriza como objetivo principal. Así fue, de acuerdo a la descripción que hace el periodista León Krauze, conductor estelar de Univision en Los Ángeles, California: “El hombre entró al lugar con la intención única de matar mexicanos.
Apuntó el arma, un rifle de asalto diseñado para la caza de seres humanos contra hombres, mujeres y niños que huían despavoridos. Una joven madre hispana se aventó sobre su hijo pequeño para protegerlo. Entre la lluvia de plomo logró salvarle la vida. Ella murió acribillada.
Al final, en una escena descrita por el jefe de la Policía local como horrenda, una veintena de seres humanos yacían en el piso. Su sangre inundando el piso de la tienda. Un sitio habitual para mexicanos de Ciudad Juárez y mexico- americanos de El Paso: Mexicanos todos.
Que no quepa duda: Lo ocurrido en El Paso, Texas, fue un ataque terrorista del supremacismo blanco contra la comunidad hispana. Fue al atentado más grave y directo contra ciudadanos mexicanos fuera de nuestro territorio.
"La masacre de El Paso tuvo a la comunidad mexicana de la ciudad fronteriza como objetivo principal. Alto al discurso del odio. Alto a la violencia racial”, narró en sus redes sociales, León.
Lo advirtió Samuel Huntington el antimexicanismo que vivía dentro de los americanos blancos en sus ensayos. Tienen el motivo y apoyo para detonar ese odio: Un Presidente anti mexicano y racista, Donald Trump, que impulsa la división, confrontación y la persecución contra migrantes.
En esa cruzada sus clientes favoritos son los medios de comunicación que lo cuestionan. Es momento de reflexionar y analizar qué tipo de sociedad queremos en México y Sonora. Las campañas de odio y mentiras que se impulsan en redes sociales rebasan todo límite.
Rumbo al proceso electoral del 2021 veremos más campanas negras y de odio como las que vimos la semana pasada contra periodistas. El error personal, tan humano y necesario para el crecimiento del individuo, el que no se hace con dolo, se ve como ataque político, revancha, pleito personal, rechazo, y eso lleva a una sobre reacción en redes sociales que llega hasta la difamación y la mentira. Ya ni el luto se respeta.
El dolor de la pérdida de un padre no detuvo a los difamadores para atacar a Juan Carlos Zúñiga. No importa qué estemos viviendo, sufriendo, padeciendo. Lo que vale es pegar, calumniar, difamar. Es ya un espectáculo de odio las redes sociales en ciertos temas.
Un Tribunal de Inquisición que impulsan grupos de poder que se sienten tocados en sus intereses. Desde partidos políticos hasta gobiernos que activan maquinarias de defensa. No hay distingo ni colores. O simplemente personas resentidas, dolidas, que no han podido superar algún tema y llevan su odio a las redes sociales. Nicholas Carr en su libro, “Superficiales”, advierte cómo a los seres humanos nos está volviendo inhumanos, insensibles y estúpidos el consumo desmedido de Internet. Asistimos a una ajuste de cuentas digital que no interesa a quien se va a manchar o desprestigiar.
Se trata de aplicar la máxima de Gustavo Díaz Ordaz: “Difama, que algo queda”. En ese juego perverso pueden caer hasta seres queridos cercanos. Por eso como medios de comunicación tenemos que redoblar esfuerzos, después de haber cometido errores y aprender lecciones, para no prestarnos a estas prácticas.
Hay que aplicar en redes sociales lo que dice Robert Fisher en el “El regreso del Caballero de la Armadura Oxidada” cuando se encontró en el camino a otro caballero de la oscuridad que lo retó a un duelo a muerte por pisar su territorio. “Yo ya no peleo”, le dijo el caballero que salvaba reinas y mataba dragones. Se dio cuenta que era una lucha interminable que no daba paz.
No compartir la información que no esté verificada, corroborada. No contestar los ataques desde el anonimato. Ni estar aclarando mentiras. Con esos tres pasos contribuimos a que no haya confrontación ni odio.
Lo que preocupa es que en México se cocina un caldo de cultivo con un discurso de confrontación diario desde la figura presidencial. Bienvenido el debate de las ideas. Que el Presidente se defienda y aclare cuando un medio de comunicación miente y le orquesta una campaña (porque sí hay mucho antilopezobradorismo, también), pero estamos muy a tiempo de que no se impulsen más campañas de odio y persecución de ningún nivel de Gobierno contra nadie por pensar diferente. Estamos a tiempo de evitar fanatismos que lleven a atentados más graves.
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