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El Presidente en su laberinto

Fue un año complicado. El Presidente sigue encerrado en su laberinto. Da vueltas y vueltas sin saber cómo salir. Hay ausencia de análisis, de autocrítica y de estrategia.

Fue un año complicado. El Presidente sigue encerrado en su laberinto. Da vueltas y vueltas sin saber cómo salir. Hay ausencia de análisis, de autocrítica y de estrategia, que se unen a un exceso de soberbia, falta de decisión, contradicciones y una política (si se le puede llamar así) de ocurrencias, del día a día sin más pretensiones que llegar sano y salvo a la siguiente “mañanera”. 

Mal andan las cosas en el terreno de la política exterior cuando en un solo año ha sido necesario cerrar filas dos veces ante una figura presidencial atacada desde el exterior.

La primera en el mes de mayo cuando Donald Trump amenazó con imponer un arancel del 5 al 20% a productos mexicanos si no se combatía a los inmigrantes centroamericanos. El resultado fue que se tuvo que ceder y todo terminó en un patético evento triunfalista en Tijuana. Ebrard fue todo un héroe que cumplió los caprichos “trumpianos”. OMG.

El otro episodio lo estamos viviendo ante un embate boliviano. Un ex Presidente de aquel país le dijo “cobarde matoncito” al Presidente mexicano por haber solapado a Evo Morales. Otra vez, los empresarios, políticos y demás tuvieron que manifestar el apoyo a un López Obrador que no podía quejarse porque él mismo, en uno de sus arranques, le dijo “Borolas” a Felipe Calderón. Lo de Bolivia es incomprensible para todos los que no nos formamos en las filas de la “chairiza”. ¿Qué urgencia teníamos por ayudar a un tipo como Evo Morales? ¿Para qué hacerlo ciudadano distinguido y encima organizar una colecta de diputados de Morena para que no pasara apuros mientras vivía en nuestro País? 

López Obrador no toma las decisiones que necesita para realmente sacar adelante al País. La inseguridad sigue siendo un desastre, pero no ha querido hacer cambios a pesar del ridículo que se vivió el 17 de octubre con ese operativo improvisado para atrapar al hijo del “Chapo” Guzmán. Ese caso sonó a nivel internacional. Por menos que eso, un gobernante serio habría despedido a quienes encabezaban las secretarías involucradas. 

No reconocer errores, no tomar decisiones por temor a los señalamientos se llama soberbia. Eso es lo que desafortunadamente ha sobrado en este primer año de AMLO y su ambiciosa Cuarta Transformación. Mañana cambiamos de año, ojalá también modifique el discurso y empiece a tomar la responsabilidad de sus actos, de sus decisiones, de los resultados o la falta de ellos. Que deje de culpar a los que estuvieron en el pasado. Bueno, que deje de culpar a Calderón, porque extrañamente jamás se habla de Peña Nieto. 

Si no modifica las formas y los fondos seguirá dando vueltas y vueltas en su laberinto.

El presupuesto

Finalmente sí se aprobó el presupuesto 2020 para Sonora. Quienes tenían que hacerlo, negociaron, operaron y se pudo sortear este momento, con todo y la autorización para una deuda que ayude a terminar el tan necesario hospital de especialidades, entre otras cosas.

La mala noticia es que la bancada de Morena en el Congreso local y el mismo partido volvieron a hacer otro ridículo monumental. Los legisladores (hay que decirles de alguna forma) no tenían la más remota idea de la diferencia entre presupuesto de egresos y ley de ingresos. Patéticos.

Y los dirigentes de Morena siguen pensando que los diputados les pertenecen a ellos, no al pueblo que los eligió. No estuvieron de acuerdo con que aprobaran la deuda, que por cierto debió solicitarse porque los traidores diputados federales no consiguieron un solo peso extra para el Estado en el presupuesto federal. Lo lamentable es que personajes como Wendy Briceño y Lorenia Valles quieran vendernos la mentira de que sí hubo logros, cuando todos sabemos que para ellas Sonora no importa. Su misión les dice que, por encima de cualquier otra cosa, “es un honor estar con Obrador”.
La actitud de Morena es lamentable porque están haciendo exactamente lo mismo que han acostumbrado el PRI y el PAN en toda su historia. Dan órdenes a los legisladores como si la lealtad debiera ser hacia ellos y no al pueblo que los eligió.
Nos quisieron vender un cambio, pero la realidad es que estamos viviendo más de la misma historia. Las medidas que nos llevaron al despeñadero solamente han tenido un “copy paste”.

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