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Cambio de paradigmas

Cuando uno cambia de paradigmas es mucho más potente su efecto que el intentar cambiar de conducta o de actitud.

Mi tía Armida tenía más de 30 años fumando, y un buen día va a una revisión médica y le informan que trae una mancha en los pulmones. Sale del consultorio, saca los cigarros que trae en la bolsa y los regala, y sin ningún problema deja de fumar.

 

Los cuatro supuestos

Cuando uno cambia de paradigmas es mucho más potente su efecto que el intentar cambiar de conducta o de actitud, como lo fue el susto que se dio mi tía al enterarse de su estado de salud.

Stephen Covey nos sugiere que no necesitamos que nos pasen cosas impactantes para cambiar de paradigmas, lo único que nos solicita es que nos los imaginemos.

Veamos cuatro supuestos.

El primero de ellos es en el aspecto físico, imagina que has sufrido un infarto al miocardio. Qué pasa entonces, lo más seguro es que hagas un cambio drástico en tu régimen alimenticio y que cuando menos empieces a caminar o hacer algo de ejercicio.

Aquí en el aspecto físico hay que resaltar una noticia buena y una mala, la buena es que vas a vivir muchos años en condiciones normales, y la mala es que vas a vivir muchos años también. Que pasará si no cuidas el físico, los últimos años serán de muy mala calidad para ti y para los de tu alrededor.

 

El mental

Imagina, en el aspecto mental, que dentro de tres años o menos todo tu conocimiento personal y tus habilidades profesionales quedarán obsoletos. Lo más seguro que empezarás a leer, a estudiar, a participar en seminarios, en fin a toda costa actualizarte, para no quedar anticuado.

Ahora vayamos a un tercer supuesto: Imagina que los demás pueden escuchar todo lo que dices de ellos, tanto en el plano personal como en el profesional:
Lo más seguro es que tus críticas serían mucho más constructivas, y habría más elogios de tu parte; además tendrás mayor confianza por parte de los demás, y por otro lado está comprobado que las habladurías irresponsables de la persona debilitan el carácter.

 

El cuarto supuesto
El último sería el espiritual, y este es hasta cierto punto muy sencillo y muy profundo: ¿Qué pasaría si te mueres mañana, semana entrante, o dentro de tres meses, como sería tu comportamiento habitual? Otra manera de imaginarlo es qué es lo que te gustaría dijeran de ti en tu funeral. Este planteamiento nos sirve para buscar hacer lo correcto, y conlleva una paz interior, e incremento de la autoestima al hacer un buen uso de nuestras capacidades.

Conclusión estimado lector, nos te esperes a que te pase un tsunami por encima para hacer los cambios necesarios para mejorar. Y recuerda, es mucho mejor adelantarse que atrasarse, mucho mejor prevenir que curar. ¡Feliz domingo!

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