Urge crear sólido modelo económico
El reto de México es fabricar de una vez por todas un modelo económico que asegure el crecimiento constante y sostenido para que nuestro País pueda aspirar a ser desarrollado

Efecto Multiplicador
El reto de México es fabricar de una vez por todas un modelo económico que asegure el crecimiento constante y sostenido para que nuestro País pueda aspirar a ser desarrollado, con ingresos por persona similares o cercanos a los de las naciones del primero mundo.
Bajo un esquema operativo bien diseñado y hecho a la medida, el desenvolvimiento productivo del País se obtendrá por añadidura y el ritmo de avances anuales será significativo; a lo mejor no de dos dígitos, pero sí mucho más dinámico que en las últimas décadas. Aquí es clave un sector público con visión de largo plazo, no de sexenios.
Así que nuestra aspiración debería ser la de revivir -por lo menos- el crecimiento promedio anual que se tuvo en el periodo denominado “el milagro económico” (aproximadamente de 1940 a 1970), cuando el PIB crecía entre el 6.4% y el 7%.
Este espléndido periodo -por su robusto crecimiento-, se debió a políticas de industrialización por sustitución de importaciones y al “Desarrollo Estabilizador”; también a gobiernos menos avorazados.
¿Con un nuevo modelo económico en México podremos aprovechar al máximo el “nearshoring”?
Definitivamente sí, pero lo más importante es que existiendo o no el “nearshoring”, México estaría preparado para ser atractivo a las inversiones tanto productivas como financieras, independientemente de la coyuntura mundial que se viva.
En pocas palabras, el nuevo modelo económico mexicano tendría que ser lo suficientemente sólido y de gran alcance -perdurable en el tiempo-, como para maniobrar adecuadamente ante cualquier estilo de hacer política o moda globalizadora imperante e influyente.
¿CÓMO MOSTRARNOS ATRACTIVOS?
México podrá ser el destino prometido para los inversionistas de todas las latitudes si el tema político nacional es, en la medida de lo posible-, amigable con el sector privado.
Con un modelo económico de mercado, donde el sector privado es el encargado de crear empleos crecientemente competitivos y bien pagados, y las autoridades de los tres niveles de Gobierno son facilitadores y creadores de certidumbre, otro gallo nos cantará.
En este entorno la inversión privada tenderá a expandirse al igual que la inversión pública gracias a una economía formal en crecimiento y a unos abundantes ingresos fiscales.
El modelo que ahora impera en México es el de la economía mixta, que combina elementos de libre mercado con intervención gubernamental.
La mayoría de los teóricos políticos y casi todos los economistas sostienen que el capitalismo (economía de mercado), es el sistema de intercambio más eficiente y productivo.
Pero en tanto se trabaja en el País en un modelo ‘pro bonanza económica’, ¿qué es lo que nos hace falta en el corto plazo para atraer inversiones ‘a manos llenas’?
De entrada, que los trámites para los nuevos negocios sean tipo exprés en parques industriales, aduanas, permisos ambientales y sanitarios con requisitos claros y una ventanilla única efectiva. También que el proceso sea económico y transparente; muy serio y ejecutivo: Sin moches ni corruptelas.
Respecto a los tópicos de infraestructura, se requiere energía suficiente, confiable y cada vez más limpia. Sin electricidad, el nearshoring se queda sólo en el discurso; con ella, se vuelve un importante flujo de inversiones.
Sobre la trazabilidad, necesitamos una plataforma nacional de origen que permita documentar insumos, transformaciones y pruebas, para blindarnos de acusaciones sobre triangulación.
En relación al talento -el capital humano-, hacen falta más técnicos, ingenieros y mandos medios con inglés funcional, y un esfuerzo serio de capacitación en cadenas proveedoras.
Debemos movernos rápido en México en materia de apretar las tuercas económicas, más ahora que el presidente Donald Trump está arreciando la guerra comercial con China, el otro gran gigante de la economía mundial, al buscar imponerle aranceles del 100%.
El republicano que despacha en la Casa Blanca vislumbra menos presencia China en las cadenas de Norteamérica y más producción regional.
Esta es entonces nuestra gran oportunidad comercial y es hora que nos comportemos como un País de manufactura avanzada con reglas claras, energía lista, cumplimiento ético y ejecuciones rápidas.
De conseguirlo, la etiqueta “Hecho en México” no será un eslogan, sino la respuesta racional de miles de compradores que hoy redibujan sus mapas.
En esta coyuntura, Sonora tiene grandes oportunidades, siempre y cuando, desde ya, se le apueste más al quehacer productivo (económico) que al político, o que este último sea menos ideológico y más pragmático. ¿Será posible?
Javier Villegas Orpinela es presidente del Colegio de Economistas de Sonora, director de Correo y Telegrama y profesor en el Departamento de Economía Unison.
Twitter: @JvillegasJavier
Facebook: Javier Villegas Orpinela
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