Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Sonora / La Pandemia que nos cambio

El aislamiento social también afecta a niños de 0 a 5 años

La primera infancia es un periodo crítico del desarrollo y la madurez neurológica.

HERMOSILLO, Sonora.- La ansiedad y los problemas de desarrollo social son dos de las principales afectaciones que ha traído la pandemia a los niños de 0 a 5 años, etapa conocida como la primera infancia, afirmó la neurosicóloga, Alejandra Gallardo.

El periodo evolutivo de los cero a cinco años comprende la etapa conocida como la primera infancia, es un periodo crítico del desarrollo y la madurez neurológica, que se ve reflejado en cambio comportamiento cognitivo y sociales del niño”, explicó.

Está muy relacionado a la estimulación ambiental que reciba el pequeño”, expuso, “al salir de la estimulación típica, donde la intervención social juega un papel determinante en ciertos aprendizajes, obviamente se ve modificado su desarrollo, esto puede tener consecuencias emocionales, pero también de desarrollo”.

Señaló que durante el confinamiento muchos padres acudieron a consulta preocupados por el comportamiento de sus hijos, pues presentaban conductas atípicas como falta de sueño, de apetito, e incluso conductas violentas hacia ellos y otras personas.

Los motivos de consulta que se presentaron con mayor frecuencia fueron los problemas de ansiedad y los trastornos de conducta”, dijo, “esto sucedió por estar en un estilo de desarrollo diferente como es el confinamiento”.

Estrés infantil

Ejemplo de esto es que vivió Elizabeth Robles y su hija Emilia, quien preocupada decidió acudir a consulta cuando notó que su hija empezó a golpearla y morderla, siendo su caso un ejemplo de estrés infantil por falta de actividad física.

Emilia tiene 3 años y medio, normalmente es una niña muy activa y contenta, pero debido al confinamiento y como yo y mi esposo somos diabéticos decidimos quedarnos en casa y evitar las salidas a la tienda o al parque”, contó Elizabeth.

En mi familia ya hay antecedentes de problemas mentales”, agregó, “entonces cuando empece a notar que Emilia empezó a patearme o a morderme cada vez que se enojaba me asusté mucho y decidí llevarla a consulta”.

Grande fue su sorpresa cuando le explicaron que la pequeña presentaba estrés, y parte de esto también se reflejó en la dificultad de la niña para dormir, o un cambio radical en su apetito.

Emilia ya no comía igual, le servía y no quería estar en su silla, entonces se nos hizo fácil empezarle a dar sus alimentos frente a la tele para que se los comiera, pero siempre lo hacía corriendo, o moviéndose, y realmente no se alimentaba como antes”, dijo.

No cambiar rutinas

Gallardo enfatizó que es importante no cambiar las rutinas del menor para evitar problemas de estrés, además de crear nuevas rutinas en familia, como visitas al parque, horas de ejercicio, o actividades que le permitan estar ocupados.

Una de las recomendaciones es cuidar los horarios y rutinas del niño, cuidar sus hábitos alimenticios, de sueño, y la actividad física fomentarla”, apuntó.

Hay que evitar abusar de los aparatos tecnológicos”, añadió, “si bien no negarlos totalmente, sí limitar las horas y hacer actividades recreativas en casa, así como la convivencia con los familiares, para que desarrollen las conductas sociales en ellos”.

Es esto último la preocupación de muchas mamás de niños que nacieron, o crecieron con la pandemia, tal es el caso de Claudia Figueroa, quien tiene dos hijos, Andrea y Julio, de 5 y 2 años, siendo en este último en quien ha notado una mayor dificultad de relacionarse con otros niños.

La diferencia mayor que he notado en Julio es que sí se le dificulta un poco más desarrollarse socialmente fuera de su núcleo familiar”, indicó.

Cuando la pandemia nos ha permitido reunirnos con un poco más de personas, por el semáforo verde, veía que Julio no se adaptaba igual de fácil que Andrea, por ejemplo. Al final se acoplaba, por decirlo así, pero sí se le hacía más difícil”, apuntó.

Pueden recuperarse

Muchas actitudes sicosociales de los niños se aprenden mediante la experiencia, y una de ellas es la socialización, la cual depende mucho de la cantidad y calidad con que se dé, por lo que obviamente será diferente en los niños que crecieron en pandemia.

Reiteró que es importante mantenerse atento a cualquier comportamiento atípico en el niño, y hacer caso de cualquier sospecha o alarma que puedan tener los padres al respecto, ya que un diagnóstico oportuno podría ser clave para cuidar la salud mental del bebé, y con ello su adecuado desarrollo.

En esta nota