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El Imparcial / Sonora / Valle de Guaymas y Empalme

Hay agua, pero no dinero para sembrar

Ahora que la presa Ignacio R. Alatorre está a su máxima capacidad, la mayoría de los productores de La Misa, Punta de Agua y Palo Verde optaron por rentar sus tierras para la siembra de sandía y trigo porque no cuentan con dinero para la compra de semillas.

Los pequeños agricultores que habitan en la parte alta del valle de Guaymas desde hace seis años enfrentan problemas con la falta de agua tras construirse represos en algunas rancherías, lo que evita que el agua pluvial llegue.

En el 2015, más del 60% de los ejidatarios rentaron sus posesiones por la falta de apoyos de parte de los gobiernos y la falta de capacidad económica para acarrear agua de otros poblados y adquirir otros insumos que se requieren durante la siembra y cosecha.

Con las lluvias extraordinarias que se han registrado en la Cuenca del Río Mátape, este año la presa también llamada Punta de Agua está a un 97% de su máxima capacidad, lo que les permitirá a los arrendatarios y los campesinos iniciar el ciclo de siembra sin problemas.

Luis Mario Amparán, quien es productor de La Misa, señaló que aunque la presa Ignacio R. Alatorre está casi a su máxima capacidad, los agricultores de las zonas cercanas optaron por rentar sus hectáreas como en los últimos tres años.

"No tenemos dinero, ahora tenemos mucha agua, pero no hay apoyos y sin dinero para sembrar no podemos ‘entrarle’. Lo ideal era que tuviéramos solvencia económica, pero no hemos trabajado, dependemos de la renta de las tierras y por eso no nos dan mucho", comentó.

Cada productor de La Misa, Palo Verde y Punta de Agua, dijo, tienen un promedio de diez hectáreas, las cuales trabajaron por años en el cultivo de sandía y otros productos, y después metieron granos porque ocupan menos agua en su proceso de cosecha.

Su casi extinción de la agricultura, consideró, se debe a la falta de ayuda de los gobiernos hacia los productores pequeños y a la construcción de represos en las partes altas donde llega primero el agua pluvial.

"La presa se llenó este año por las lluvias extraordinarias que ha habido, pero ya llevábamos como seis años de sequía en esta zona", comentó.

De acuerdo a la Unidad Municipal de Protección Civil, la presa Ignacio R. Alatorre se encuentra al 97% de su capacidad, tras las lluvias que se han presentado en la cuenca del Río Mátape, lo que representa 15.6 millones de metros cúbicos.

La presa también conocida como Punta de Agua tiene una capacidad de captación de 16.2 millones de metros cubícos al nivel de aguas máximas ordinarias y de 29.7 millones al nivel de aguas máximas extraordinarias.

De continuar presentándose lluvias en esta zona, el excedente tendrá que ser desfogado, sin representar ningún riesgo para los habitantes de los valles de Guaymas y Empalme, pero el agua se desperdiciará en los arroyos San Marcial, El Huico y El Lecho.

Los arrendatarios y ejidatarios de La Misa, Palo Verde y Punta de Agua se preparan para sembrar sandía y trigo en las poco más de mil 200 hectáreas disponibles en esa zona, reveló el subdirector de Desarrollo Rural Municipal.

Francisco Ruiz López apuntó que desde hace seis años la presa Punta de Agua no se llenaba y eso ocasionó que los productores dejaran sus tierras y otros las rentaran a otros agricultores locales y foráneos.

Señaló que los cultivos que iniciarán próximamente dependerán de los precios de garantía que disponga el Gobierno federal, pero la mayoría tiene contemplado apostarle a la sandía, por ser un producto que genera más ganancias.

Entre Palo Verde, La Misa y Punta de Agua, externó, hay cerca de 100 productores, de los cuales el 60% optó por rentar sus tierras y el resto continúa ‘encharcándose’ con préstamos para mantenerse activos en la actividad.

"Esta temporada será buena para todos, pues el valle de Guaymas y también el de Empalme ha tenido lluvias generalizadas y además el desfogue del agua pluvial del bordo de Ortiz permitió que todo el campo se regara parejo", puntualizó.

La ganadería, añadió, también ha sido beneficiada con las lluvias y el aporte del agua pluvial, pues la producción de zacate está al máximo y eso garantiza el alimento y el agua para los animales que hay en los ranchos.

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