Mayoría agotada
Las consecuencias sociales del fracaso en seguridad son inocultables, la triunfal narrativa palaciega es absurda e irresponsable.
CASCABEL
A quien me hace el favor de leerme le deseo felices fiestas, que la Navidad sea motivo de alegría, unidad, reflexión y esperanza. Al finalizar el año es inevitable reflexionar sobre lo alcanzado, anhelado y pendientes por realizar. Hay que con humildad y gratitud celebrar las pequeñas victorias que nos deja el año que termina, continuar soñando sobre lo que puede ser, indispensable esforzarnos y prepararnos.
En materia económica observamos cierre de un año muy complicado, la encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado publicada por Banxico, en diciembre de 2025 ajustan a la baja la previsión de crecimiento anual del PIB a 0.37%, la expectativa a septiembre de SHCP era 1.0% plasmada en criterios generales de política económica. Para 2026 criterios estiman crecimiento de 2.3%, encuesta de Banxico 1.21%. Las consecuencias a la vista: Desaceleración en generación de empleos, débil mercado interno, creciente informalidad y un déficit fiscal mayor a lo estimado.
De los factores que podrían obstaculizar el crecimiento económico sigue destacando en primer lugar inseguridad, en la distribución porcentual de año a año en respuestas sube 2% para quedar en 19%. La incertidumbre sobre política de comercio exterior como es de esperar por el entorno sube de 7% a 15% de las respuestas y la corrupción se eleva a 7%. Sin atreverme a afirmar que es fácil revertir el rumbo y fincar las bases de un crecimiento sostenido, me atrevo a anticipar el fracaso de continuar insistiendo en hacer lo mismo en materia de seguridad, economía, paraestatales, gasto público, anticorrupción y política exterior. La economía seguirá estancada de continuar la marcha de la locura. Insistir por razones de culto a la personalidad en machacar políticas, estrategias y personajes del fracaso es temerario y demencial.
Las consecuencias sociales del fracaso en seguridad son inocultables, la triunfal narrativa palaciega es absurda e irresponsable. No hay región del País donde no sufran las consecuencias del negligente abandono de obligaciones constitucionales por parte del Ejecutivo a cargo. La consecuencia económica palpable en bolsillos de la población, la estrechez presupuestal de instancias gubernamentales, el desenfrenado endeudamiento público derivado de transferencias clientelares y proyectos capricho deficitarios, así como ausencia de inversión pública productiva.
La mañanera sigue como acción central de Gobierno con gran despliegue de recursos para difundir propaganda, busca controlar narrativa y estado de ánimo social. Frecuentemente se declara que existe un gran apoyo de
la mayoría a una Presidenta que goza de gran popularidad, lo cual contrasta con las evaluaciones puntuales sobre la actuación de su administración en materia de salud, seguridad, corrupción entre otros. En la administración anterior de acuerdo a SPIN-Taller de comunicación en promedio existieron más de 100 mentiras por conferencia, modelo que pervive sólo con cambio de actor principal y un endurecimiento hacia quienes se atreven a señalar que el emperador va desnudo.
El ejercicio matutino de propalar un mundo de ficción desde Palacio no busca persuadir a nadie, mienten y todos saben que mienten, es una demostración de poder de quienes hilan estas historias fantasiosas. Ya no buscan que la gente crea en sus mentiras, buscan que la gente tema el poderoso. Ya no se molestan en corregir cuando se les atrapa en sus mentiras, doblan sus apuestas, atacan al mensajero, entierran su falsedad bajo una avalancha de nuevas falsedades. El escándalo es pasajero, el nihilismo permanente. Las consecuencias de no creer corrompen el proceso democrático e inhiben la participación en movimientos que buscan un cambio político positivo.
La reconstrucción del corporativismo de aquella “dictadura perfecta”, bajo un modelo de reflexión histórica de Gramsci en esta nueva puesta en escena, avanzó en 2025. La imposición de una superestructura fincada en un falso mandato popular sin apertura a diálogo ni a reconocer como mexicano a quien aun se atreve a pensar, está en proceso. Una reforma electoral a modo navega por opacas y engañosas consultas, busca revertir el proceso de 50 años de apertura democrática. El centralismo asfixiante goza de cabal salud, los gobernadores afines dan pena ajena por serviles, genuflexos y por entregar soberanía en el altar del “mesías tropical” y su sacerdotisa. Tal como Benjamin Franklin en 1787 declaró “Una república, si puedes conservarla” sobre la forma de Gobierno recién creada, en México debemos de luchar por conservar la república y democracia.
Hannah Arendt detallaba: “Si todo el mundo te miente siempre, la consecuencia no es que creas las mentiras, sino que ya nadie cree nada. Un pueblo que ya no puede creer en nada no puede formarse una opinión”.
Nos enfrentamos no a una mayoría apática como algunos analistas afirman, en realidad es una mayoría exhausta. Auténticamente frustrada, abrumada y desilusionada ante la polarización política. No sorprende la consecuente desconexión y silencio. Ante un estado de ánimo complejo los partidos políticos insisten en reciclar personajes, muchos de ellos verdaderas fichitas, de negarse a incorporar sangre nueva no representan posibilidades. Son los partidos quienes alientan desánimo y agotamiento.
Es por ello que es importante no dejar en manos de rapaces mercaderes el futuro. 2026 es un buen año para preparar la defensa de la democracia y república, está en nuestras posibilidades y más importante aún, bajo nuestra responsabilidad.
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Óscar F. Serrato Félix es padre de tres, ciudadano, empresario, analista y optimista
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