Competencia política hará grande a México
En tanto no exista una verdadera competencia política en México, el País continuará dando golpes de ciego en lo económico y contimás en lo social.

Efecto Multiplicador
En tanto no exista una verdadera competencia política en México, el País continuará dando golpes de ciego en lo económico y contimás en lo social.
Por lo pronto los mejoralitos de la política social (del bienestar) emocionan a un buen porcentaje de la población, pero para que las transferencias puedan sostenerse en el mediano y largo plazo requieren de una economía en crecimiento constante y sostenido que genere empleos cada vez mejor remunerados e ingresos tributarios que soporten los gastos del sector público.
La competencia política funciona como un mecanismo de “controles y equilibrios”, asegurando que las decisiones económicas se tomen en beneficio de la sociedad, y no de una élite. La historia nos ilustra que ‘el que parte y reparte se queda con la mejor parte’.
Por décadas nuestro País ha sido rehén de un partido político y ello ha significado una evolución mediocre en lo económico y de supervivencia en lo social.
Así, a lo largo de un siglo la economía nacional ha crecido apenas por arriba de la evolución poblacional por lo que el PIB per cápita se ha movido raquíticamente.
Aunque no es una regla absoluta, hay evidencia teórica y empírica que muestra que cuando falta competencia política (es decir, cuando hay monopolio o hegemonía de un partido), frecuentemente se obstaculiza el desarrollo económico.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) duró 71 años en la Presidencia de México, primero como Partido Nacional Revolucionario (PNR) luego como Partido de la Revolución Mexicana (PRM), y durante esas siete décadas la economía del País creció 4.2% y la población 2.6% a tasas anuales. Como puede verse el diferencial entre ambos datos es marginal por lo que el PIB subió poco.
Del 2000 al 2012, cuando el PAN estuvo en Los Pinos, el PIB creció anualmente 2.1% y la población 1.4%; la diferencia fue más ajustada y el per cápita casi se congeló.
En el sexenio del priista Peña Nieto la economía mexicana se movió a una tasa anual del 2.3% y la población 1.1% con lo que el PIB per cápita no reportó ninguna sorpresa alcista.
Ahora, en los primeros seis años de Morena en Palacio Nacional la situación económica se tornó más caótica. Del 2018 al 2024 el PIB nacional reportó una muy pobre variación anual de apenas 0.8% con una población avanzando a una tasa ligeramente por arriba del 1%, luego entonces el PIB por persona terminó achicándose.
En el primer año de la presidenta Claudia Sheinbaum, la economía luce todavía más desanimada y por ende el per cápita sigue en retroceso, ya que el crecimiento poblacional mantiene su paso.
¿Por qué la maldición de un País que ‘crece a cuenta gotas’?
Precisamente por la falta de competencia política consistente en que un partido quiera adueñarse del quehacer político en México.
¿Cómo exorcizar tal maldición?
La ciudadanía debe ser cada vez más exigente; salir a las calles a manifestar su repudio contra los que manejan con desatino los destinos del País.
Y cuando el cliente (el votante) exige y exige fuerte, el que le ofrece los servicios tiene que reaccionar favorablemente a las demandas de la población; en este caso el Gobierno se apresurará a ponerse las pilas siempre y cuando tenga también una real competencia de partidos políticos.
Urge que en México el partido en el poder tenga la presión tanto social como de los partidos de oposición para así aspirar, de forma real y factible, a un País con mejores perspectivas políticas y económicas para el mediano y largo plazo.
Un partido todo poderoso en Palacio Nacional o en Los Pinos es un auténtico obstáculo para el buen desenvolvimiento del País y, para muestra, el botón de los últimos 100 años.
Entonces, la competencia política debe empezar a construirse desde ya, y erradicar lo que seguimos padeciendo que es una especie de ‘competencia imperfecta’.
Tal incompetencia es personificada por el monopolio que se manifiesta en su máxima expresión cuando un partido tiene el control político de una nación.
Esta falla de mercado debe corregirse cuanto antes porque ya va siendo hora que México sea verdaderamente grande con crecientes ingresos por persona.
En suma, la competencia política en el País debe emular a la competencia económica donde el consumidor tiene el poder de abrir, corregir y hasta cerrar negocios si no se ajustan a los gustos y preferencias del mercado. El votante -equiparable al consumidor-, debe tener los mismos o similares privilegios para quitar y poner partido en el poder. Las nuevas generaciones como la Z y otras, tiene la última palabra. No claudiquen.
Javier Villegas Orpinela es presidente del Colegio de Economistas de Sonora, director de Correo y Telegrama y profesor en el Departamento de Economía de la Unison.
Twitter: @JvillegasJavier
Facebook: Javier Villegas Orpinela
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