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Asesinar en caliente...

El gobierno de Donald Trump lleva varias semanas amenazando a Venezuela y a Nicolás Maduro, su presidente.

Ernesto  Camou

El gobierno de Donald Trump lleva varias semanas amenazando a Venezuela y a Nicolás Maduro, su presidente. No son sólo bravatas: Ha desplegado una flota de guerra en el Caribe y pretende intimidar al país y a su mandatario. Sus críticos no lo toman muy en serio, dicen que el anaranjado personaje es TACO (Trump always chickens out) que en buen castellano se traduce como “el Trump siempre se acobarda”), o sea que es más un bravucón de esquina, cauteloso y amilanado, que un fajador ducho en riñas genuinas.

Por lo pronto tiene ocho buques de guerra y un submarino nuclear en esa región del Caribe.

Ahora bien, según la legislación estadounidense, para atacar a un país se necesita la autorización del Congreso norteamericano y fundamentar las razones para hacerlo. El Trump no la ha hecho pero afirma que Maduro es líder de un cartel de narcotráfico que envenena a sus compatriotas, lo cual resulta una invención de este personaje cada vez más desquiciado. En realidad, Venezuela no produce cocaína, y tampoco la exporta.

El motivo más convincente de este reyezuelo de opereta es agredir a un mandatario que no está dispuesto a obedecer sus caprichos, y que intenta ser soberano y no dependiente de los EE.UU. Además, percibe un posible botín en sus recursos petroleros; y le interesa mostrarse ante el pueblo estadounidense como un brioso abanderado, dispuesto a defender a sus cándidos nacionales contra amenazas más bien ilusorias.

Para intentarlo eligió un enemigo más débil que su país, mientras trata a Putin con guante blanco y retórica blanda. Maduro ha esbozado permanentemente un discurso que plantea cierta independencia y distancia con los Estados Unidos; pero los dichos y hechos del Donald, han sido más violentos y amenazantes que la oratoria del venezolano.

Y es que no se puede entender la palabrería intimidante del mandatario gringo, si no se toma en cuenta la coyuntura en que se encuentra: Hay cada día una presión más fuerte para que se divulguen los archivos de Je¥rey Epstein, el personaje siniestro que organizó una red de pederastia, con la cual proveía a magnates y celebridades con chicas adolescentes para satisfacer perversas sexualidades. Y resulta que hay demasiadas fotos del Trump y Epstein en reuniones “sociales”, bailando y departiendo con muchachas menores de edad.

Y hay quien asegura haber visto fotos del Donald radiante en compañía de adolescentes con el torso desnudo: Le urge que el electorado ponga su atención en otra cosa...

Cuando tomó posesión había sido declarado culpable de 34 delitos, y no se le castigó por ser el mandatario electo. Si se publican los archivos de Epstein, seguramente a sus anteriores fechorías se añadiría la pederastia: Eso podría dar fin a su gobierno y llevarlo a prisión.

Eso puede evitarse, desgraciadamente. Cuando Richard Nixon vio que era inevitable que lo enjuiciaran, renunció en favor de Gerald Ford, su vicepresidente a quien le ofreció el puesto, con la presidencia en la mira, a condición de que lo perdonara y dejara retirarse tranquilo. Pero Vance, su segundo de a bordo, difícilmente sería aceptado: El consenso entre políticos y analistas es que no tiene los tamaños para el puesto, y no resulta ser más integro que su jefe actual.

Como maniobra distractoria, Trump ha estado mostrando belicosidad atacando botes de pescadores: Van seis pangas con unos 32 fallecidos, con el pretexto de que son narcotraficantes rumbo a las costas de Florida. Son embarcaciones pequeñas, algunas con motores fuera de borda, incapaces de recorrer los más de 2200 kilómetros de travesía hasta su putativo destino. Y el Trump ordenó bombardearlas basado sólo en su fanfarronería bestial, acusándolos de trasegar drogas, sin prueba alguna, y menos juicio legal. Son asesinatos descarados para quedar bien con la incauta mayoría que lo eligió: El tipo además de mentiroso, es un sicópata cruel, sin empatía ni compasión por sus semejantes. Un peligro para su país, y para el mundo. “Fernández Noroña anda de viaje”. En redes sociales crece cada día la inquietud, pues una gran multitud pide que ya no regrese.

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