¿Confiar en el futuro?
Se dice que la esperanza es lo que hace que sigas respirando, incluso cuando la presión de la vida te está asfixiando.

VOZ DEL PAPA
1) PARA SABER
Se dice que la esperanza es lo que hace que sigas respirando, incluso cuando la presión de la vida te está asfixiando. Pero esa esperanza ha de estar bien apoyada en algo verdadero y confiable. A ello se refería una pregunta que le hizo una joven romana que desea ser médico de 21 años llamada Verónica al Papa León XIV. La pregunta era: “¿Qué futuro nos espera? y ¿qué pueden hacer los jóvenes para aspirar a un mundo mejor, a la paz, cuando hay tantas injusticias, tragedias y guerras actualmente?”.
El Papa le respondió como lo hace un padre a su hija. Primero, la animó a cumplir su sueño de servir a los más débiles y desafortunados. El Santo Padre confirmó que esas son preguntas que muchos las tienen en su corazón. Le dijo que es verdad que vivimos tiempos difíciles, que el mal parece abrumar nuestras vidas y las guerras cobran más víctimas inocentes. Pero todo eso no debe hacernos perder la esperanza en un mundo mejor, en el futuro. Y le recordó lo que decía San Agustín: ‘Vivamos bien y los tiempos serán buenos. Nosotros somos el tiempo’. Así también ahora, los tiempos serán buenos si nosotros somos buenos, continuó el papa León. Y “para que esto suceda debemos poner nuevamente nuestra esperanza en el Señor Jesús. Es Él quien ha suscitado en tu corazón el deseo de hacer de tu vida algo grande”, le subrayó el Papa.
2) PARA PENSAR
Se lee en la vida de san Felipe Neri que en el monasterio de Santa Marta una monja llamada Escolástica Gazzi fue a hablar con él. Quería confiarle un pensamiento que nunca se lo había dicho a nadie. Y era que pensaba que ella sería condenada al infierno pues era una pecadora. Pero San Felipe le dijo: “¿Por qué piensa así, Escolástica? ¡El paraíso es nuestro! No piense que se va a condenar. Le repito que el paraíso es nuestro”. Escolástica aún lo veía con cierta incredulidad. Entonces le dijo el santo: “Pues yo tengo la prueba de que no se condenará”. La monja lo miró extrañada y un tanto asombrada, y le pidió que le diera esa prueba. Entonces San Felipe le pidió: “Dígame: ¿Por quiénes murió Jesucristo?” La monja le contestó: “Pues por los pecadores”. Y repuso el santo: “Bien, “¿y quién es usted?” Escolástica le recordó: “Le he dicho que soy una pecadora”. Y concluyó San Felipe: “Entonces, Jesús murió por usted, y no está condenada al infierno, el paraíso es suyo. Su arrepentimiento atrae el perdón de Dios y así pasa a ser salvada, no condenada.” Con esta conclusión volvió la paz al corazón de sor Escolástica, la tentación la dejó y ya no la molestó más.
3) PARA VIVIR
Recordando el Jubileo de los Jóvenes que reunió en Roma a un millón de personas, el papa León XIV repitió la invitación que hizo ahí pero que es para todos y siempre actual: “Cultiven su amistad con Jesús. Vale la pena”. Y terminó de contestarle a Verónica: “Es Él quien te dará la fuerza para mejorarte a ti misma y la sociedad que te rodea, de modo que los tiempos que vivimos sean realmente buenos. Puedes estar segura”. Esa confianza y esperanza en Jesucristo, se pone de manifiesto en cada Misa. Antiguamente se hacía en lengua aramea: «¡Maràna tha!», que significa «¡Ven Señor!». Lo seguimos haciendo después de la consagración cuando pedimos “Ven Señor Jesús”.
José Martínez Colín es sacerdote, ingeniero (UNAM) y doctor en Filosofía (Universidad de Navarra).
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