José Martínez Colín

El papa Francisco nos invita a mirar a María y aprender de ella cada una de las virtudes.

La humildad es la puerta de entrada de todas las virtudes y ninguna lo sería realmente si faltase.

La pobreza de espíritu nos lleva a reconocer nuestras limitaciones, a sabernos deudores en relación con Dios.

El papa Francisco nos invita a pedirle al Señor que aumente nuestra caridad

Hace días, el 14 de junio, el papa Francisco recibió a más de 100 comediantes, humoristas y cómicos de todo el mundo, a quienes recordó que, “cuando consiguen hacer brotar sonrisas inteligentes de los labios de un solo espectador, hacen sonreír también a Dios”.

El fundamento de nuestra paciencia es nuestra confianza en Dios que todo lo puede y contamos siempre con su amor inquebrantable.

“La esperanza es promover la ilusión en circunstancias que sabemos que son desesperadas”.

Sin la fe, comenta el papa Francisco, no tendríamos ojos que ven incluso en la oscuridad.

El ser humano necesita tanto las virtudes cardinales como las teologales, otorgadas por el Espíritu Santo, para alcanzar la santidad y evitar la soberbia, logrando así vivir verdaderamente en el bien.

La templanza y la prudencia son esenciales para saber cuándo hablar y cuándo callar, reflexionando antes de actuar para mantener relaciones armoniosas y valorar lo importante en la vida.

La templanza como virtud clave para equilibrar y controlar nuestras pasiones, evitando que nos dominen y nos lleven a la autodestrucción.

"Las personas fuertes crean sus acontecimientos; las débiles sufren lo que les impone el destino." - Alfred Víctor de Vigny

Voz del Papa

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La prudencia es esencial para gobernar y armonizar diferentes puntos de vista.