El poder del perdón
Jesús, aunque conoce la hora, no la sufre: La elige. Sabe que su amor tendrá que pasar por la herida más dolorosa: La de la traición.

VOZ DEL PAPA
1) PARA SABER
“Perdonar es no tener demasiado en cuenta las limitaciones y defectos del otro, no tomarlas demasiado en serio, sino quitarles importancia, con buen humor, diciendo: ¡Sé que tú no eres así!” (Robert Spaemann). Por ello el perdón conlleva la esperanza de que el perdonado vuelva a su mejor versión.
El papa León XIV consideró el perdón a partir de una escena en la vida de Jesús: “Hoy nos detenemos en uno de los gestos más conmovedores y luminosos del Evangelio: El momento en que Jesús, durante la última cena, ofrece el bocado a aquel que está a punto de traicionarlo. No es sólo un gesto de compartir, es mucho más: Es el último intento del amor por no rendirse”.
Aquí se vislumbra la grandeza del amor de Jesús. El Evangelio afirma que “nos amó hasta el fin” (Jn 13,1-2). Esa es la clave para comprender el corazón de Cristo, dice el Papa. Un amor que no se detiene ante la ingratitud o el rechazo.
Jesús, aunque conoce la hora, no la sufre: La elige. Sabe que su amor tendrá que pasar por la herida más dolorosa: La de la traición. Y en lugar de retirarse, acusar o defenderse, sigue amando: Lava los pies, moja el pan y se lo ofrece.
Gestos sencillos y humildes en que Jesús nos enseña a amar y perdonar hasta el extremo.
2) PARA PENSAR
Hace días se realizó el “Jubileo de la Consolación”, dedicado a quienes sufren por la pérdida de un ser querido o por un dolor. Más de 8,500 personas acudieron a la Basílica de San Pedro.
Una fue la señora Diane Foley que testimonió su dolor: Su hijo Jim, periodista, viajó a Siria para reportar sobre la guerra, pero fue secuestrado por el Estado Islámico (ISIS). Durante 21 meses, los terroristas exigieron un rescate millonario.
Diane sólo encontró consuelo al ir a Iglesia en New Hampshire, Estados Unidos y rogar de rodillas a Dios por su hijo. Pero un día llegó la peor de las noticias: Su hijo fue decapitado. No hubo cuerpo que enterrar. Sólo un video que dio la vuelta al mundo.
Sin embargo, cuenta que experimentó una gran gracia que la acompañó siempre. Tanta que cuando enjuiciaron a uno de los responsables de la muerte de su hijo, tuvo la fuerza para perdonarlo.
3) PARA VIVIR
El amor de Jesús no niega la verdad del dolor, pero no permite que el mal sea la última palabra. Ante relaciones que se rompen o heridas dolorosas, el Evangelio muestra que siempre hay una manera de seguir amando, hay esperanza.
Como nos enseña Jesús, amar significa dejar al otro libre —incluso para traicionar— creyendo siempre que esa libertad, herida y perdida, puede volver a la luz del bien. Cristo ofrece el perdón sin que se lo pidan. Así el amor alcanza su cima.
El perdón libera a quien lo ofrece, pues disuelve el resentimiento, devuelve la paz, aunque el otro no lo acoja. Porque perdonar no es debilidad, sino es amar hasta el final.
Perdonar no es aceptar el mal, sino impedir que genere más mal y no sea el rencor el que decida el futuro. Jesús nos enseña que se puede ofrecer un bocado incluso a quien nos da la espalda; que se puede seguir adelante con dignidad, sin renunciar al amor.
Al vencer la tentación de devolver un mal, el amor resulta más fuerte que el odio. Ese perdón construye puentes de paz; una paz que sólo Jesucristo puede darnos.
José Martínez Colín es sacerdote, ingeniero (UNAM) y doctor en Filosofía (Universidad de Navarra).
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