Para qué pregunté

Sergio Valle

Hace un par de semanas preguntábamos aquí sobre el destino que estaban teniendo algunos actores de la vida pública, muy bien acomodados en sexenios anteriores mientras que hoy están prácticamente caídos en desgracia.

Pues mire que ya hay respuesta y hasta de más.

Se ha liberado una orden de aprehensión contra los ex secretarios de Educación y Cultura del sexenio pasado Ernesto de Lucas Hopkins y quien lo sucedió en el cargo Víctor Guerrero.

A este último ya se le ejecutó.

Prevalece una duda en ese caso porque a juzgar por lo datos que aparecen en la orden de aprehensión filtrada y los que ofrece el Registro Nacional de Detenciones, Guerrero habría sido detenido casi 18 horas antes de que se liberara tal orden.

Ayer hablé con un buen abogado amigo mío y me explica que existe una forma de que eso pueda suceder sin que afecte el proceso. Pero como no soy abogado hasta ahí lo dejo.

Aparece de nuevo en esa misma orden de aprehensión el ex secretario de Hacienda, también del sexenio pasado, Raúl Navarro Gallegos cuyo paradero se desconoce al menos desde hace un año.

En la misma orden de aprehensión aparecen otros funcionarios actuales y ex funcionarios de la misma SEC.

Se les acusa de peculado e incumplimiento de un deber legal.

Al senador y notario público, Iván Jaimes, suplente de Manlio Fabio Beltrones finalmente le fueron retirados los sellos que le permitían dar fe de las cosas. Por decirlo de un modo simple.

Había logrado un poco de oxígeno con una serie de recursos legales que pudo interponer para que desde la dirección de Notarías no le pudieran retirar los mencionados sellos.

No se sabe, aunque supongo que habrá algunas otras acciones legales que emprenderá.

Ahora sí está corriendo la misma suerte de Miguel Pompa, quien tampoco puede ejercer como fedatario por la misma razón.

¿Y qué o a quién tienen en común todos los aquí mencionados?

Pues al senador aún con licencia Manlio Fabio Beltrones y a la ex gobernadora Claudia Pavlovich, actual embajadora de México en Panamá.

Si no es mensaje, pues se parece mucho y el manotazo más fuerte parece estarlo recibiendo el legislador federal porque al menos Navarro, Hopkins, Jaimes y el propio Guerrero tiene la etiqueta de beltronistas.

Están acusados de haber cometido esos delitos durante el sexenio de Claudia, aunque su jefe político siempre ha sido Manlio.

A excepción del “Pato”, quien fue impulsado por Eduardo Bours durante su sexenio, tanto que hasta la Constitución modificaron para poderlo hacer secretario de Seguridad Pública.

Pero luego se acercó a Beltrones, luego dicen que al doctor Durazo, luego ya no sé.

En ese caso, hay efectos colaterales que ya se pueden adelantar, porque de Lucas es (o era) la puerta de entrada y un importante operador del partido Movimiento Ciudadano en Sonora.

Vaya, uno de los más fuertes promotores para que los naranjas se sumen a la candidatura de Antonio Astiazarán a la gubernatura.

El alcalde capitalino tiene colmillo y sabe operar políticamente, ya debe estar haciendo un control de daños directamente con la dirigencia nacional naranja.

No creo que quiera dejar ir los puntos que MC le aportaría en una ruda batalla por la gubernatura.

Habrá más efectos seguramente, igual que muchas y muy distintas interpretaciones.

Suponiendo sin conceder que esto no tiene intenciones políticas, efectos sí tiene… y fuertes.

¿PURGA EN MORENA?

Eso que vemos a nivel nacional. Que si “Alito” contra Noroña, sus casas, el dinero que dijo que no tenía y ahora resulta que sí tiene, lo de Monreal, lo de Adán Augusto, lo de Andy, de Gutiérrez y su esposa.

Mire, eso más bien parece una purga.

Muchos se subieron a la ola de Morena, obteniendo grandes beneficios políticos y económicos, pero ese comportamiento claramente afecta la narrativa presidencial.

Sobre todo porque varios son más obradoristas que morenistas. Sienten que se la debe al ex y no a la actual. Y no lo ocultan.

Y ya está encima el primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum al cumplirse su primer año de mandato.

Y eso es justamente lo que tarda un Presidente, un año, en deshacerse de la carga (muy pesada en este caso) que le heredan.

Yo no lo sé de cierto… pero supongo.