Las consecuencias económicas de la paz
Trump aprieta tan fuerte a sus contrapartes que podría estar delineando una nueva realidad mundial que a la postre podría terminar afectando a su país.

Efecto Multiplicador
El influyente economista británico John Maynard Keynes (1883-1946), tituló uno de sus libros: Las consecuencias económicas de la paz; lo escribió en 1919 luego de participar en la Conferencia de Paz de Versalles, al final de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
La meta de esa reunión cumbre fue establecer los términos de paz que pusieron fin al enfrentamiento global y redefinir el orden internacional en Europa tras el colapso de varios imperios. Keynes estuvo en el encuentro como parte de la delegación británica.
La tesis central del libro con el que se titula esta columna, versó sobre las reparaciones impuestas a Alemania las cuales eran desproporcionadas e insostenibles, y acabarían generando inestabilidad económica y política en Europa.
El reconocido economista puntualizó que castigar excesivamente a un país derrotado con cargas financieras sólo conduciría a la destrucción del comercio internacional, a un empobrecimiento generalizado y a la creación de resentimiento que desembocaría en nuevos conflictos (como efectivamente ocurrió con el ascenso del nazismo y la Segunda Guerra Mundial en los años de 1939 a 1945).
El destacado economista señalaba que una paz sin equilibrio económico no es paz, sino preludio de nuevos conflictos.
Pues bien, eso es lo que pudiera estar provocando la turbulenta política proteccionista del presidente estadounidense Donald Trump.
Ciertamente las iniciativas hostiles del republicano no proceden de la culminación de un conflicto armado de dimensiones globales, pero sí buscan contener los roces bélicos entre Rusia y Ucrania.
También pretenden condicionar las relaciones comerciales imperantes entre las dos economías más grandes del mundo (Estados Unidos y China); además, procuran tener a raya los intercambios de bienes y servicios con los países de la Unión Europea y con los socios del T-MEC: México y Canadá.
Trump aprieta tan fuerte a sus contrapartes que podría estar delineando una nueva realidad mundial que a la postre podría terminar afectando a su país (efecto bumerán).
La investigación de Keynes esboza elocuentes argumentos que son de gran utilidad para analizar los conflictos internacionales que ahora nos mantienen al filo de la butaca. México está incluido en los embates de EU y por ello se sacude más de la cuenta.
GOBIERNO ANSIOSO
En siete meses que lleva Trump en la Casa Blanca, toma mayor fuerza su proyecto insignia: Make America Great Again (MAGA).
Mediante este ambicioso plan el magnate busca consolidar y expandir la hegemonía estadounidense en el mundo y para ello usa instrumentos económicos (sanciones, aranceles, control tecnológico, dólar como moneda de reserva), para limitar -de entrada- a potencias emergentes como China y Rusia.
Sin embargo, si tales políticas son percibidas por las diferentes naciones como punitivas (castigos y/o represoras) y no como acuerdos de cooperación, pueden crear el mismo efecto que Keynes advirtió: Inestabilidad y confrontación en lugar de paz sostenible.
Las sanciones económicas impuestas hasta el momento a Rusia buscan debilitar su capacidad bélica, pero también generan efectos colaterales: Alza en energía y alimentos, inflación global y realineamientos geopolíticos (Rusia-China-Irán).
Keynes advertía que castigos económicos desproporcionados pueden consolidar resentimientos y bloques rivales, en vez de generar soluciones diplomáticas.
Respecto a otros conflictos (Medio Oriente, África, Asia) se han definido sanciones y bloqueos. En este caso los países afectados tienden a integrarse en nuevas redes comerciales alternativas (ejemplo: Brics y rutas energéticas fuera del dólar).
A manera de evitar tales complicaciones, la tesis keynesiana dicta que el orden económico internacional debe construirse sobre cooperación e instituciones multilaterales, no sobre imposiciones unilaterales.
TÉCNICO O RUDO
El presidente Trump es evidentemente más de la esquina de los rudos que de los técnicos.
La paz y la estabilidad global requieren acuerdos económicos justos y sostenibles, que integren a los países en el comercio internacional en lugar de aislarlos.
Políticas basadas en sanciones severas o condiciones impagables, aunque busquen seguridad a corto plazo, alimentan el riesgo de guerras futuras.
¿Qué hacer entonces para evitar las confrontaciones?
La diplomacia vanguardista sugiere fortalecer foros multilaterales (ONU, FMI, G20, Davos, Brics, OCDE, OMC, entre otros) en lugar de recurrir exclusivamente a medidas unilaterales de presión.
No hay paz verdadera, nos recuerda Keynes, sin estabilidad económica compartida.
En un mundo con hegemonías en disputa, sanciones, guerras y bloques emergentes, su mensaje es claro: La cooperación económica internacional es más eficaz para la paz que la imposición de castigos financieros.
Las consecuencias económicas de lo que hace ahora Trump son tan dañinas como si estuviéramos en plena guerra. De continuar así, México seguirá estancado en lo económico, a menos que internamente empiece a operarse en condiciones de certidumbre.
Javier Villegas Orpinela es presidente del Colegio de Economistas de Sonora, director de Correo y Telegrama y profesor en el Departamento de Economía Unison.
jvillegas@correorevista.com
Twitter: @JvillegasJavier
Facebook: Javier Villegas Orpinela
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