Miguel de Anda Jacobsen: historiador literario
El origen de los estudios de la literatura de nuestra entidad yo lo ubico en el texto.

El origen de los estudios de la literatura de nuestra entidad yo lo ubico en el texto “Las letras y otras manifestaciones culturales”, escrito por Miguel de Anda Jacobsen (Jalisco, 1927-Ensenada, 2001) en el libro colectivo, coordinado por el historiador David Piñera, Panorama histórico de Baja California (UNAM-UABC, 1983, pero que sólo se distribuyó al público en general un año más tarde). Don Miguel era de una generación anterior a la de Bayardo, pero curiosamente ambos formaban parte de la generación de la Californidad, ese grupo de literatos que se reunían bajo la batuta de Rubén Vizcaíno Valencia. De Anda Jacobsen hizo un recuento significativo de las obras literarias de nuestra península, pero lo hizo sobre todo a partir de lo publicado de 1950 a 1982.
Al principio de su ensayo, de Anda Jacobsen mencionaba a los seis valores nacionales de las letras bajacalifornianas, afirmando que dos de ellos eran nativos de la entidad.
Veamos: Rosaura Zapata, Pablo L. Martínez, Ulises Irigoyen, Fernando Jordán, Concepción Urquiza y Jesús Sansón Flores. Esto era un despropósito: Zapata y Martínez eran profesores provenientes de Baja California Sur, una era experta en didáctica y el otro un historiador de toda nuestra península, pero Zapata no dejó obra literaria en nuestra entidad. Martínez residió en ella por varios años y aquí escribió su Historia de Baja California (1956), pero al igual que Zapata no contribuyó a la literatura de nuestro estado. Por su parte, Ulises Irigoyen publicó un libro de economía pro zona libre y Jordán un reportaje periodístico, pero ambos residieron en Baja California unos cuantos meses mientras tomaban datos y hacían entrevistas para sus respectivas obras. Urquiza sólo residió las últimas semanas de su vida en nuestra tierra, sin dejar obra propia escrita entre nosotros, antes de que se ahogara en las aguas del Pacífico. En tal sentido, sólo Sansón Flores fue un poeta que llegó a Baja California a mediados de los años cincuenta, aquí ejerció el periodismo y escribió versos en sus diez últimos años de vida. Los demás apenas fueron visitantes distinguidos y uno, Martínez, un gran historiador que ayudó a contar una nueva historia de Baja California, especialmente de la revolución floresmagonista, lo que le trajo la animadversión de los cronistas locales que nunca le perdonaron haber hecho lo que ellos nunca hicieron: trabajar sin las anteojeras del porfirismo, investigar sin prejuicios nativistas.
Cuando don Miguel contemplaba el pasado de nuestra literatura, no veía más allá de mediados del siglo XX para hacer sus crónicas, para ejercer su juicio. Pero de Anda Jacobsen sí daba suficientes pistas de la trayectoria de aquellos escritores regionales que habían publicado desde 1950 a la fecha de la publicación de su ensayo. Entre ellos aparecían Rubén Vizcaíno Valencia, Francisco Parés Guillén, Octavio León Medellín, Federico Campbell, Narciso Genovese, Aníbal Gallego Gamiochipi, Patricio Bayardo, Josefina Rendón Parra, María Eugenia Bonifaz de Novelo, Rosa Nieto de Sánchez, Olga Vicenta Díaz Castro, Miguel Ángel Millán Peraza, Luis de Basabe, Salvador Michel Cobián, Jesús López Gastélum, Ana Lagos Graciano, hasta llegar a los jóvenes poetas tijuanenses del taller Voz de Amerindia de la UABC, incluyendo a los ensenadenses Eliseo Quiñones y Luis Pavía, entre otros. Ya era un avance, sin duda. Y lo mejor: se notaba que a don Miguel sí le importaban los escritores bajacalifornianos, sí los leía sin prejuicios intelectuales.
Por eso digo que es el ensayo de don Miguel de Anda Jacobsen es “el primer documento fundador de la historiografía literaria de Baja California”. Lo asevero porque el ensayo de Anda Jacobsen, por más errores que tuviera, era un texto que intentaba describir, desde el desarrollo histórico, a los autores bajacalifornianos, ubicándolos principalmente en sus municipios de origen: Ensenada, Tijuana, Tecate y Mexicali. Aquí había el propósito de contar una historia dando a conocer escritores y obras fundamentales desde su juicio personal. Su texto era una valoración que no se quedaba en generalidades, un trabajo de búsqueda y catalogación que no aceptaba la flojera intelectual de decir lo primero que a su autor le viniera a la cabeza. Casi al final de su extenso ensayo, don Miguel de Anda decía que: “La producción literaria en el estado de Baja California actualmente es copiosa, abundante, y se realiza por personas de todas las edades, pero especialmente por los jóvenes en todos los géneros y especies”. De Anda Jacobsen apostaban por las nuevas generaciones. Y eso hay que agradecérselo.
*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
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