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De candidata a defensora

En espacios anteriores comenté sobre el primer debate entre candidat@s presidenciables. Haré lo mismo a raíz del segundo debate el pasado domingo 28.

En espacios anteriores comenté sobre el primer debate entre candidat@s presidenciables. Haré lo mismo a raíz del segundo debate el pasado domingo 28.

Parto comentando que en el segundo debate se incorporaron preguntas y mejoró un poco la estructura, pero sigue quedando a deber que sea en realidad un debate. Fue, una vez más, una administración de tiempo en medios con posibilidades de mostrar algunos cartelones o realizar mini réplicas entre comentarios de los candidatos.

La candidata del oficialismo, la que dice ser puntera, se dedicó a resaltar los logros de su principal patrocinador, es decir, el presidente, esto resultado del malestar después del primer debate en donde no se defendió lo “avanzado” en la 4T ni reconocido sus supuestas decenas y centenas de logros. Es decir, no se percibió autonomía de gestión ni tampoco independencia de proyectos, propuestas y estrategias. De ahí insistir en la cuarta transformación, en escudarse tras los datos de aumentos salariales, de supuesto control sobre la seguridad y algo irrisorio, que hemos crecido más que en los llamados gobiernos liberales. Vaya que si tiene la candidata otros datos, lo mismo que su promotor, desconociendo ambos las cifras duras y las realidades sobre crecimiento promedio por sexenio, disminución de la pobreza y personas son programas de salud.

Por defender en el segundo debate lo hecho por su antecesor y por no centrarse en la visión que tiene en caso de gobernar, la candidata del oficialismo evitó y trató de esquivar los ataques, reitero esquivar porque quedaron registradas las preguntas y cuestionamientos que le hicieron los otros dos contendientes y su negación a responder o cuando menos de revisar. Pero no sólo esquivó o pareció no importarle, esta vez también incurrió en ataques, lo que refleja que en el fondo hay verdades detrás de lo que escuchó.

Para la candidata del bloque opositor, no existía una tercera vía de intervención; era enfrentar, hacer dudar a la contrincante y si daba tiempo realizar propuestas. Propuestas, quiero decir, algunas viables y otras con dudas como la de que quienes ganen menos de 15 mil pesos no paguen impuestos. Me temo, en este caso, que cayó en el populismo, en ideas básicas pero sin sustento fiscal, con aquel de también reducir la edad para ser beneficiario de apoyo a través de programas sociales. Percibo, que si bien mejoró de un debate a otro, la candidata del bloque opositor, al quererse ver másciudadana que afín a los partidos que larespaldan, adoleció de contundencia, aunque se le vio con mayor atractivo, empujey seguramente algunos ciudadanos indecisos podrán voltear a verla en el tercer debate y en el día de las votaciones como unaopción para encabezar un nuevo gobierno.

Mi conclusión general es que si puedehaber por el post debate y en las semanasantes del tercero, un ajuste, aunque ligero,en las preferencias electorales. Veamos cómo se comportan las encuestas, así comoel impacto en medios impresos y electrónicos sobre los planteamientos, los rechazos,las negaciones y las verdades completas (omedias verdades) expresadas en el segundo debate. Como lo señala en el título, unacandidata -Xóchitl- se desempeñó como tal;la del oficialismo -Claudia- se dedicó a defender al gobierno y a quien ahora lo encabeza.

* El autor es Presidente de Index Mexicali.