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Primer día, primer objetivo

Es una dicha enorme poder comenzar el año, pudiendo comunicarme con usted, amable lector, a través de este sensacional medio. Desde luego entiendo que probablemente esa alegría no sea completamente mutua

Es una dicha enorme poder comenzar el año, pudiendo comunicarme con usted, amable lector, a través de este sensacional medio. Desde luego entiendo que probablemente esa alegría no sea completamente mutua; así que, desde el primer día del año, doy las gracias a usted por las ocasiones que me brinde la generosidad de leerme, como todos los años anteriores, ya casi veinte; y doy con más sinceridad, mis disculpas por las apariciones que no sean de su agrado. Comenzamos en paz.

Comienzo deseándole salud, trabajo y bendiciones; alejado de todo tipo de toxicidad como pandemias, enemigos, falta de trabajo, pleitos entre fifís y chairos, memes de necios ociosos, pleitos políticos, etcétera. Y, además, tenga la fortaleza para lograr todo lo que se proponga.

Trascender es una necesidad natural para dejar un legado. Esta herencia, enseñanza o huella, permite el perfeccionamiento consciente y libre de todos. El hombre sabe que es un ser finito; sin embargo, busca dentro de su espiritualidad el ser trascendente. Y lo busca a través de su alma, su conciencia, de su dignidad y de su libertad. Lo racional y emocional del ser, se proyecta como una opción de búsqueda de la trascendencia, para lograr superar así, lo finito de su existencia terrenal. En cada cultura y creencia, los seres humanos han establecido caminos, reglas y modos de alcanzar esa trascendencia.

Cada uno de nosotros trae consigo una historia y tiene la capacidad de construir un porvenir, para sí mismo y los demás. El hombre no puede verse reducido a su aspecto técnico. Hay que ver en él también su cultura, sus costumbres, el amor y la afectividad. Por lo necio e ignorante que a veces es consigo y los otros, es necesario tener la obligación de estar atento siempre. También tiene sus momentos de lucidez en su esencia y en su necesidad de ir más allá del mundo sensible, en la búsqueda de la vida espiritual, capaz de extenderse hacia un comportamiento maduro, generoso, racional y astral.

Todos debemos procurar los valores civiles y morales, para tener bases para aceptar o rechazar concepciones del mundo; cómo para aceptar reglas y normas; y cómo para aceptar o rechazar principios particulares. El hombre tiene una inclinación natural de “dejar huellas”, legados, constituirse en ejemplo o testimonio de otros, y de mejorar su condición humana. Y esta no se hace de cualquier forma. Se hace en función de su dignidad, de su honorabilidad, como protagonista de su historia y forjador responsable de su futuro. Cada ser humano forja su camino y satisface sus necesidades básicas, a través de su inteligencia y grandeza místicas.

Somos humanos. Estamos llenos de errores, arrepentimientos, y tenemos tanto buenos como malos momentos. Así es nuestra naturaleza, pero en ella también está la conciencia de cambio para superarnos, el hacer las cosas para trascender. Estas acciones, sin duda, ayudan a saber que cada vez, generan en otros, algo real y profundo. Vale la pena trascender y ser ejemplo. Comencemos hoy.

*El autor es asesor administrativo, presidente de Tijuana Opina y Coordinador de Tijuana en Movimiento.

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