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Dueñez empresaria

Diálogo de calidad

Compartir la Dueñez implica saber cómo pensar junto con los socios, consejeros y ejecutivos.

Hemos mencionado en muchas ocasiones que la soledad o solaridad del empresario es su peor compañera. La incapacidad para integrar un equipo de colaboradores que lo complementen le deja a sus limitados talentos toda la tarea del ejercicio de la Dueñez.

Es claro que por más talentoso que sea el hombre de empresa, necesita tarde o temprano aprender a complementarse y a enriquecer su propia visión. La flexibilidad inicial del líder solitario se enfrentará en algún momento con que la sumisión y disciplina de su gente pueda tornarse en rigidez, estrechez de miras e incapacidad de generar nuevas avenidas de generación de valor.

Hemos trabajado con una gran compañía que necesita descubrir nuevas vías de creación de valor. Han desarrollado una excelencia operativa en negocios en que han sido líderes. Pero estos negocios están plantados en mercados maduros, cuyo crecimiento ya es muy restringido.

Luchamos por que el dueño, los miembros del Consejo de Administración y los ejecutivos se percaten de la necesidad de crear una nueva lógica de creación de valor. Para ello se precisa destrabarse de la lucha por exprimir más lo que está agotado. Requerimos, sobre todo, que desarrollen una nueva forma de flexibilidad, que ya no dependa sólo de las ideas de los dueños.

En esta organización tenemos que generar un esfuerzo colectivo por pensar juntos, por crear en conjunto. Este desafío implica caminar a través de un nuevo diálogo interno, que ahora tiene que ser de mayor calidad y profundidad, de mucha mayor apertura y enfocado hacia la creación de valor. Este nuevo diálogo no podrá darse si todos los recursos y energías de la empresa se encuentran amarrados a tareas operacionales.

Necesitamos zafarnos del contexto operativo actual. En el ambiente empresarial tradicional no es sencillo crear este tipo de conversación. El diálogo que hace falta ha de ser estratégico, a distancia y entre interlocutores diferentes.

Estratégico, porque tiene que ser integral, viendo por la empresa como un todo y desligándose de la operación. A distancia, porque tiene que mirar al negocio desde lejos, desde fuera, desde arriba, apuntando hacia el futuro y liberándose del corto plazo. De participantes diferentes, porque necesita de la concurrencia de visiones distintas y complementarias que sepan enriquecerse unas a otras.

La diversidad humana es la principal fuente de riqueza de este nuevo diálogo interno. Ésta se asegura al integrar un conjunto de miembros pensantes y creativos de la organización, que difieran en orígenes culturales, edad, género, áreas de trabajo, educación, conocimientos, experiencias y tipos de inteligencias.

Esta diversidad asegura que gente distinta procese la misma información de forma diferente. Sin esta riqueza, fruto de las diferencias, no hay intercambio productivo. Todos los participantes tienen que aprender a dialogar, y la metodología se basará en saber escucharse y en construir sobre las ideas de los demás.

Este diálogo no es confrontación ni debate, no es lucha. Un motivo común une a los participantes. Tampoco es pensamiento grupal. Lo que se busca, justamente, es que la divergencia lleve al descubrimiento.

Para deliberar sobre bases realistas es imperativo contar con información veraz, relevante y oportuna, y con principios y marcos conceptuales que favorezcan interpretaciones enriquecidas de las cuestiones estratégicas. Sin estas bases no podemos esperar un diálogo valioso.

Es el compromiso de descubrir nuevas fórmulas de generar riqueza, cimentado en información y conceptos de calidad, y en las capacidades de escucharse con seriedad y de bordar fino sobre las ideas de otros; lo cual lleva a propuestas nuevas, frescas, diferentes a los esquemas actuales de operación del negocio.

Al empresario solar le costará crear este diálogo con sus socios, con sus consejeros y con sus ejecutivos. Su costumbre de pensar solo y sus pautas de comunicación le dificultarán aprender a pensar en equipo. Los que aprendan a hacerlo tendrán ventaja.

* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.

* El autor es Presidente y Socio Fundador de CEDEM

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