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Contra corriente

Virinia Garcia Lizardi

Conocí a la pintora en una circunstancia muy especial: cuando la hoy Facultad de Artes de la UABC decidió, con acuerdo del Consejo Universitario, que la Sala de Arte se llamara en adelante: Sala de Artes Rubén Garcia Benavides, ubicada como dato necesario en el centro mismo ( subterráneo comercial) de la unidad universitaria central de Mexicali.

Allí, en la apertura, dije algunas palabras en torno a la imperiosa necesidad de que el Gobierno del Estado o la propia universidad construyan un museo de arte dedicado específicamente al rescate de la plástica de Baja California. Al terminar mi discurso se acercó a mí Virinia, como parte del público asistente al evento, y me sorprendió con estas palabras: "Soy pintora, vengo de la ciudad de México, mi papá es el diputado Francisco Garcia Lizardi; tengo casa aquí en Mexicali y de hecho aquí vivo; el diputado Lizardi, mi padre, promueve un proyecto igual al suyo y le propongo que se reúnan y platiquen al respecto". Para no extenderme, porque no es el tema, varias reuniones se hicieron entre el diputado Lizardi y yo, no solo conmigo sino con los miembros de la Cooperativa de Artistas Plásticos José García Arroyo, de la que soy miembro; y se logró, producto de estos encuentros, un apoyo sustancial para reabrir la galería de la cooperativa, hoy en función en un edificio al frente de un conocido diario regional, más lo del museo no fue posible; el Gobernador me parece que no lo aprobó de acuerdo con el proyecto del señor Lizardi, quien en ese tiempo era presidente del Congreso del Estado. Las reuniones se hicieron en la residencia de la pintora.

Virinia, al establecerse en Mexicali, pasó a ser parte de los destacados creadores bajacalifornianos, además de su trayectoria ya reconocida en la Ciudad de México, es ahora una más por lo que la creación del museo se justifica. Sin duda, otro tema.

La parafernalia enorme, rica y sustancial del imaginario creativo de la cultura mexicana, especialmente que deviene de la escultura, su decoración, su cerámica, el vestido o traje regional, sobre todo de Chiapas Oaxaca y Veracruz, en fin, la riqueza creativa del mundo indígena son la inspiración fundamental de Virinia Lizardi.

La riqueza de sus pinturas en torno a la evocación del día de los difuntos, la “calaca” como asunto central se instala en su obras con una fruición persistente, pasional; inseparable de su ser creativo.

Pero a l a la vez, el inolvidable grabador mexicano, Guadalupe Posada creador de hecho de la Catrina, motivo que llevó a las nubes a Diego Rivera y Frida Kahlo, sobre todo, representan asuntos vitales de la figuración de Virina Lizardi. Para ella, una calaca a la Frida pero superior en su vestimenta de flores y ornatos; de color y diseño más rico, son su alcance espiritual y creativo. Su persistencia en las flores y frutas, sobremanera la sandía sin faltar reiterativamente el cempazúchitl, flor del día de muertos, son el motivo central de sus obras. Contemplar una serrie de pinturas de Virinia es una metáfora reiterativa de su arrebato; de su delirio por la riqueza mexicanista; tradición que en la pintora son su tema central. Contemplar una obra suya eshacer un paseo por el complejo y rico imaginario mexicanista.

Pero no solo eso: Virinia tiene un dominio total del arte abstracto o, mejor aún, del expresionismo abstracto; y con frecuencia expone también obra de este estilo: la escuela o el estilo preferente en el mundo entero, del siglo XX. Va desde Franz Marc, 1880, 1916, hasta Robert, Motherwel; de Lilia Carrillo a Garcia Ponce, dos abstracto enormes, estos últimos, del abstracto mexicano.

El estilo abstracto expresionista inundó los museos del mundo y este estilo es al vez otra virtud de Virina Lizardi.

Las texturas, el “manchismo”, el color, los contrastes, la organización de espacios abstractos, con todos los recursos de esta corriente, forman parte también del lenguaje de Virinia Lizardi.

El autor es artista plástico.

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