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Mirador

"Hay unos ojos que si me miran.".

Ayer oí esa canción antigua, y llegó de visita al corazón el recuerdo de las serenatas que solo y mi alma -no necesitaba a nadie más- le llevaba a mi novia María de la Luz.

En aquel tiempo yo cantaba medianamente bien, y tocaba la guitarra medianamente mal. Ante la reja de la amada le cantaba canciones de la tierra. "Inspiración", de don Antonio Yeverino: "Eres la inspiración de mi vida, / de mi vida que es para ti.". El bellísimo madrigal que compuso el ingeniero Izaguirre: "Quisiera ser rayo de luna / que incite en tus ojos destellos de amor. / Quisiera como ella besarte; / poder adorarte / con mudo fervor.".

Y aquella canción de siempre: "Hay unos ojos". Y "Toda una vida". Y "Despierta". Y "Buenas noches, mi amor"...

El paso de los años ha hecho que claudique la voz y se haya vuelto desobediente la guitarra. Pero el amor es el mismo de entonces, y las canciones no han cambiado. La música y el corazón vencen al tiempo. Y aunque sea con voz trémula y acordes vacilantes le sigo cantando a ella: "Eres la inspiración de mi vida.".

¡Hasta mañana!...

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