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El Imparcial / Policiaca / Violencia en Mexicali

Nadie previó el asesinato de Nachito

Cuatro años después de su homicidio, las interrogantes sobre los motivos por los que el niño fue cruentamente asesinado, siguen sin explicación.

Nacho, Nachito o “Güerito”, así conocían al pequeño de sonrisa noble y aspirante a futbolista profesional, criado por sus abuelitos en una modesta casa del fraccionamiento Ángeles de Puebla, al oriente de Mexicali, uno de los polígonos de la ciudad asediados por la venta y consumo de drogas, los robos y la violencia.

En medio de ese desacierto de la planificación urbana y social, Nachito, huérfano de madre desde los 4 años, era un ejemplo de niño: estudiaba, jugaba fútbol en equipos de liga infantil y también trabajaba informalmente en una panadería cercana a su casa para obtener algo de dinero y ayudar a sus abuelitos.

Ese aire de esperanza se apagó súbitamente en diciembre de 2018 y la noticia sacudió a la comunidad. Nadie previó que Nachito, a sus 10 años de edad, sería acuchillado con saña por el hijo del dueño de la panadería donde trabajaba.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué lleva a alguien a ensañarse con un niño, que no representa un riesgo para nadie, sino todo lo contrario? Cuatro años después de su homicidio, las interrogantes sobre los motivos por los que fue cruentamente asesinado, siguen sin explicación.

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OLOR A NAVIDAD

La temporada invernal es una de las mejores para la venta de pan. Los olores de hogazas y pan dulce recién horneado suelen percibirse en barrios donde la gente busca emprender en el competido rubro de los alimentos.

Cuando comenzó a hacer frío, ese 2018 en Mexicali, Nachito se acercó con don Gildardo, el dueño de una panadería casera asentada en la avenida Tilapia. Él le ofreció trabajo y Nachito aceptó para tener algo de dinero para la Navidad y ayudar a sus abuelitos.

El “Güerito”, como le conocían algunos, tenía iniciativa. En la panadería solía limpiar la cocina, barrer la banqueta, acomodar algunos implementos de la panadería y se tomaba el tiempo para tratar de aprender a cómo elaborar pan en un horno de carbón.

Su primer sueldo fue de 40 pesos, también una bolsita con algunos panes para él, sus hermanitos y sus abuelos.

La tarde del 6 de diciembre de ese año, Nachito acudió a trabajar en su tercer día a la panadería, esta vez con su hermanita, de 9 años. Junto lavaron algunas charolas, y poco después ella se regresó a su casa. Esa sería la última vez que ella lo vio con vida.

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ÁNGEL PAMBOLERO

Nachito era aficionado al fútbol, como la mayoría de los mexicanos. Su gusto por el deporte lo llevó a participar en juegos de pequeñas ligas urbanas y de barrio en la ciudad, donde llegó a pertenecer al Club Ángeles Soccer.

Ahí pudo visitar varias canchitas donde otros niños de su edad compartían su pasión por el fútbol, y por ello era conocido entre la pandilla pambolera.

La noticia de lo que le ocurrió también cimbró a la comunidad futbolera, quienes llegaron incluso a organizar eventos para recaudar fondos y ayudar económicamente a su familia en un momento tan doloroso.

“¡LO MATÉ!”

Ese día, Nachito se quedó dentro de la casa, junto con José Emmanuel, de 18 años e hijo de don Gildardo. Poco antes, la hermanita de Nacho se había regresado a casa de sus abuelos, mientras que el panadero preparaba el horno para la tanda vespertina de pan.

Poco después regresó la hermanita de Nacho, y le dijo a don Gil que había regresado por su hermanito. El panadero mandó a su hijo a que fuera por Nachito para que regresara a su casa, pero tardó más de lo pensado.

José Emmanuel sal ió de pronto al patio, con las manos, mejillas y la ropa manchadas de sangre. Sus padres lo vieron y se asustaron; él solo pudo decir “¡Lo maté!”. La frase, por sí sola, alteró a don Gildardo y a su esposa. “¡Maté a Nachito!”.

La pareja retuvo a su hijo. Cerraron el cerco de la casa y don Gil le exigió que lo llevara a donde estaba su vecinito. Nachito fue encontrado en el baño de la casa, cubierto en sangre, inconsciente. El panadero llamó al 911 y pidió ayuda.

El teléfono sonó en la casa de los abuelos de Nachito también. Don Eligio, su abuelo, contestó. El hombre no daba crédito a lo que don Gil le decía. “Mi hijo mató a Nachito”. De inmediato, los abuelitos de Nacho, del Güerito, llegaron agitados, llorando.

Los paramédicos no pudieron hacer nada por él. Los policías municipales acordonaron la casa con cinta amarilla. José Emmanuel, en aparente shock, fue entregado por sus papás a los agentes, quienes anotaron que el detenido llevaba en su pantalón la oreja cercenada de la víctima.

Los policías le colocaron las esposas y lo subieron a la parte posterior de una patrulla. Afuera de la escena, dos familias se encontraban destrozadas.

LAS DUDAS

Cada minuto afuera de la casa de Nachito parecía una eternidad para sus abuelitos, los moradores y vecinos de la zona. Los peritos entraban y salían, tomaban fotos, muestras, evidencias. Al final, una camioneta se llevó el cuerpo de Nachito a la morgue.

La necropsia reveló que Nachito había sido acuchillado en trece ocasiones y que tenía una lesión cortante en el cuello, lo que le provocó un choque hipovolémico por la sangre que perdió. También tenía lesiones en las manos, las que ocurren al intentar defenderse. Nachito quería vivir y peleó por su vida.

No quedaba claro el por qué. Nadie notó algún comportamiento extraño entre ambos, nadie pudo presagiar que Nachito sería atacado por el hijo de quien lo había tratado de ayudar con trabajo. El joven homicida dio positivo a mariguana, aunque para los conocedores, eso no es un factor determinante para desatar una ira homicida.

José Emmanuel fue juzgado como adulto, pues tenía 18 años. Se quedó en prisión preventiva por casi cuatro años, tras aplazamientos, una pandemia y los saturados turnos en juzgados penales de Mexicali.

El 5 de octubre del 2021, en un juicio abreviado, José Emmanuel se declaró culpable, y la Fiscalía General del Estado ofreció la sentencia de 25 años en prisión si lo hacía. El juez concedió el fallo y a sentencia.

Si bien la justicia llegó con tardanzas para la familia deNachito, las causas, el motivoo el detonante que llevó a suasesino a matarlo de tal manera, no han sido esclarecidos.

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