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¿Y Felipe Calderón?

Debo empezar con el expresidente Felipe Calderón este envío, porque el asunto me provoca una risita. - Soy malo, malo deveras-. Es posible que yo sea un “fifí”.

Debo empezar con el expresidente Felipe Calderón este envío, porque el asunto me provoca una risita. - Soy malo, malo deveras-. Es posible que yo sea un “fifí”.

Por dos años, quizás más, el presidente Andrés Manuel López Obrador se dedicó a atacar a Calderón, incluso con sorna, con un gran deseo de ser escuchado, visto por los televidentes sobre todo, y principalmente, pareciera el objetivo, que los morenistas; los “morenitos” le siguieran la corriente; que repitieran como lo hacía Obrador en todos los medios en donde se les entrevistara, la crítica dura contra Felipe Calderón por haber usado el Ejército para combatir a los criminales que asolaban y asolan al país.

Algunos de estos acelerados, lamento no recordar el nombre, (portaba pelo largo tipo “jipi”), en el canal 66 de Mexicali, u otros en los noticieros de México, al referirse a la inseguridad en nuestro territorio. Felipe Calderón siempre fue el objetivo central: atacar al PAN y a la vez a la derecha reaccionaria, según la izquierda de quienes gobierna hoy. Dos años estuvieron con esta cantaleta, con este sermón, atacando al expresidente citado por el uso del ejército en tarea tan delicada y compleja. -Por eso mi risita- ¿Te das cuenta, lector? Debo puntualizar: comentario obliga, que no pertenezco a partido político alguno, y que incluso, estoy convencido de que Obrador está haciendo un buen gobierno; lo digo por si acaso alguien pudiera decir:” He aquí un panista acelerado.” No lo soy. ¿Estás enterado, qué es lo que hoy López Obrador está exigiendo a grito abierto, al Congreso, a los Gobiernos de los Estados? Que aprueben que el Ejército vaya a combatir el crimen organizado, y a la inseguridad hasta 2028 ¡Debo repetir: por eso mi risita.

Dos años de ataques permanentes a Calderón tirados a la basura y, en realidad sólo se requiere que el presidente diga: “Me equivoqué”. Que dispensen los pobres y los conservadores y el pueblo, el pueblo sabio, que todo lo ve, y sus seguidores que son millones, muchos millones de ciudadanos que lo siguen.

Desde que el señor Presidente tomó el poder, ya casi cuatro años, pronunció esta frase, no textual: “Yo sé cómo hacerlo”; - refiriéndose a la inseguridad en todas sus manifestaciones-. “Conozco las causas y atacaré el problema”. Es la pobreza de la gente; de la juventud que se lanza a la delincuencia por falta de apoyos del gobierno. Juventud y mexicanos en pobreza que ya no más la padecerán. Toda esta idea movía la mente de Obrador. Y naturalmente, inicia en su administración un a digamos: un ambicioso apoyo a las familias, a los obreros pobres, a los adultos mayores, a los jóvenes, etc.

Ahora Obrador sabe que ha fracasado y que, por los ¡mil diablos!; qué difícil es gobernar.

Desde que Manuel López Obrador llegó al gobierno y le escuché decir en sus mañaneras que él resolvería el problemón del crimen en México: Obrador lanzaría un programa de apoyo a la pobreza como lo hizo; ya que era todo lo que se requería para erradicar este mal. Desde ese mismo momento. Ya va para cuatro años, yo pensé al escucharlo: el nuevo presidente no conoce el país a pesar de tanto que presume de conocer al pueblo. Lo que la población del país requiere y urge, son fuentes de empleo, no limosnas para subsistir. Nacido este escriba y mi familia en las regiones de pobreza de Jalisco, sé que lo fundamental para esta gente es trabajar en algo; en las fábricas sobre todo de Guadalajara; y la mayoría de familias de estas rancherías se fue a la gran capital y encontró trabajo. Era todo. Otra enorme multitud, la mayoría jóvenes, terminó en California, Texas o Chicago.

Fuentes de empleo es lo más importante señor Andrés Manuel López Obrador. Las limosnas por buenas que sean, no es el camino. Un país no va a ningún lado solo recibiendo ayuda para comer. Deje de criticar y quejarse de los empleadores, los ricos, los que tienen el dinero y el capital. Deje de soñar con Cuba. Más si mantener el poder y la admiración del pueblo, es su fin fundamental; lo está logrando. Es posible que eso sí cumpla con sus aspiraciones: permanecer en el poder aun con su ausencia.

*- El autor es Profesor Emérito, UABC, por la Facultad de Arquitectura. Creador Emérito, ICBC. Artista plástico.

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