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¿Qué demonios nos está pasando?

Nunca imaginé vivir en el país del o estás conmigo o contra mí, por supuesto que hay millones de mexicanos que tienen motivos suficientes para sentirse agraviados, pero no es el caso de los que suelen manifestarse en nuestras plazas públicas, o de los periodistas ligados al poder que realizan preguntas a modo cada mañana.

Somos lo que hacemos

Nunca imaginé vivir en el país del o estás conmigo o contra mí, por supuesto que hay millones de mexicanos que tienen motivos suficientes para sentirse agraviados, pero no es el caso de los que suelen manifestarse en nuestras plazas públicas, o de los periodistas ligados al poder que realizan preguntas a modo cada mañana para que el presidente maneje a su antojo la agenda pública; por ello no hay que preguntar sobre los verdaderos problemas del país y si festejar la ligereza en turno, ya sea una frase ramplona o un diseño del billete de lotería para rifar el avión el próximo 5 de Mayo.

¿Qué pasa en nuestro país cuando un presidente le reclama no haber hablado sobre García Luna a un padre a quien le asesinaron a su hijo, por cierto, Sicilia pidió en el 2010 que fuera removido de su cargo, o a alguien que perdió a seis familiares que fueron quemados vivos?, en ¿qué momento las familias de las víctimas que han sido secuestradas, torturadas, violentadas en su más elemental derecho a vivir en un país seguro se convirtieron en chayoteros, fifis y conservadores, como los llamó el presidente respecto a los asistentes a la marcha por la paz del pasado domingo?

¿Qué carajos pasa en nuestro país, cuando los padres de niños con cáncer tienen que manifestarse para solicitar los medicamentos que sus hijos necesitan?, ganándose la ofensa al día siguiente de ser llamados saboteadores de la verdadera transformación del país, cuando ha quedado plenamente demostrado que la compra hecha por la 4T no incluyó la logística de la distribución y que por ello hay niños que corren el riesgo de morir; dos días después el presidente acusó al director del hospital sin presentar investigación alguna.

¿En qué momento permitimos que se nombrara a una incondicional como titular de la Comisión de los Derechos Humanos, a costa, incluso, de inventarse los votos necesarios para que el presidente fuera debidamente complacido?; eliminando con ello uno de los logros más importantes de la democracia mexicana, contar con una CNDH fuerte y con mecanismos que generaron durante los últimos 25 años un contrapeso que se tradujo en sentencias y recomendaciones contra el estado mexicano y la violación de los derechos fundamentales de nuestra gente; nombrar a una incondicional por la única cualidad de sus apellidos es dejar sin la tutela necesaria no solo a millones de mexicanos, a ellos súmele los migrantes que viven la extorsión y corrupción de nuestros cuerpos policíacos.

No, no estoy enojado, no hablo por la herida con la que los mexicanos que están permitiendo lo antes descrito terminan descalificando a quien no se dedica a ser aplaudidor oficial del presidente, hablo con un pelado que a sus cincuenta años atestigua la polarización de un país, he señalado puntualmente, perdón por el juicio de valor, tal vez como nadie más en nuestro estado la corrupción durante los últimos años, hoy en adición me preocupa que el autoritarismo y la incompetencia que señala a los padres de niños enfermos como provocadores, a las víctimas de la delincuencia como agitadores a la COPARMEX como puercos chillones y enemigos de la transformación, señores el verdadero enemigo, en adición a la corrupción, es la impericia y sin razón de quien nos gobierna y que está dividiendo a nuestro país.

*El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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