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La popularidad del presidente

El presidente Andrés Manuel López Obrador es un gran comunicador, así lo han reconocido especialistas, comunicadores, editorialistas e intelectuales y en efecto, los índices de su popularidad se deben explicar en un contexto de presencia permanente en los medios y redes sociales.

El presidente Andrés Manuel López Obrador es un gran comunicador, así lo han reconocido especialistas, comunicadores, editorialistas e intelectuales y en efecto, los índices de su popularidad se deben explicar en un contexto de presencia permanente en los medios y redes sociales. No obstante, de obtener altos índices de popularidad los resultados del ejercicio del gobierno que encabeza dejan mucho que desear. No es lo mismo prometer, decir o declarar que les bajará el cielo y las estrellas a los mexicanos. El problema es el cómo hacer las cosas. El éxito que tiene el presidente con los pobres, que hasta ahora le siguen con fidelidad, es que los está financiando a través de programas de apoyo social. Veremos después de las próximas elecciones si le funcionó su estrategia.

Dependiendo de las empresas encuestadoras, algunas señalan que entre el 60 y el 70 por ciento de los mexicanos continúan apoyando al presidente de la república, es decir, aproximadamente 7 de cada 10 mexicanos; en contraste, una tercera parte de la población apoya los resultados obtenidos y las dos terceras partes no aprueban estos resultados. La popularidad del presidente se debe entre otras cosas a su permanente exposición en los medios, recordemos que todos los días, durante las conferencias mañaneras expone parte de los asuntos que tiene en su agenda, además, los fines de semana visita algún estado de la república para inaugurar obras construidas bajo su gestión o dar a conocer acuerdos para la solución de demandas ciudadanas.

La pregunta que todos nos hacemos ¿Qué pasaría el día que abandone las mañaneras y las visitas los fines de semana a diferentes estados? Porque desde su arribo al poder no ha dejado de estar en esto que puede llamarse “campaña permanente”. A pesar de los altos niveles de aprobación en algunos casos causa sorpresa, perplejidad y en otros frustración ya que muchas personas desearían que esta pesadilla ya terminara. Se han cumplido ya dos años de una exposición diaria de dos horas, y sin editar, ya que las mañaneras son en vivo y en directo, AMLO improvisa, divaga, provoca y emite juicios contra sus “enemigos los conservadores”. ¿Qué no ha dicho ya en estas conferencias mañaneras que los mexicanos no sepamos? Como cuando lo critican por el video comprometedor donde se ve a su hermano recibiendo dinero; y por la rifa del avión, sin avión; y por la cancelación del aeropuerto en construcción; aunado a esto, también le hizo el trabajo sucio al gobierno norteamericano al detener a miles de centroamericanos; y sin embargo, de todas estas críticas salió airoso. Como dice el presidente, nunca se ha manchado su plumaje y que ha resurgido como el ave fénix.

No obstante, no deja de extrañar que, a pesar de los desaciertos en el manejo de la pandemia, de la economía, la inseguridad y la corrupción, muchos mexicanos lo sigan apoyando. A pesar de que tiene en su contra a conductores y comentaristas de la mayor parte de la radio, la prensa y la televisión, no le han podido hacer daño a su imagen. Quizás el éxito, entre otras causas, sea el discurso narrativo construido en favor de los pobres y en contra de los privilegiados, que lo pintan como un presidente que vendrá a salvar a los más pobres, pero que no se han dado cuenta, que ese es un problema estructural del sistema capitalista y que los pobres jamás desaparecerán para convertirse en personas con grandes beneficios, al contrario, con este gasto público orientado al consumo en el corto plazo los hará más pobres. Hasta ahora, no ha mejorado nada de lo que recibió: ni la economía, ni seguridad, educación, ni la energía, ni la corrupción, asunto del que se habla mucho y se hace muy poco y cuyos escándalos tienden a crecer en lugar de reducirse.

*- El autor es economista egresado de la UABC.

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